El abuelo del mundo clama contra el olvido de los mayores
En un encuentro que Vincenzo Paglia califica de «histórico», Francisco se reunió por primera vez con 6.000 abuelos y nietos, a los que recordó lo importante que es aprender de los ancianos
El Papa Francisco es el abuelo del mundo. Un apodo que no se otorgó a sí mismo el Pontífice sino que, por aclamación, le pusieron los 6.000 participantes del encuentro que organizó en Roma la Fundación Gran Edad en la mañana del 27 de abril, con el lema La caricia y la sonrisa. Un evento que el presidente de la entidad, el arzobispo Vincenzo Paglia, califica de «histórico», porque se trata de «la primera vez que abuelos y nietos se reúnen de esta forma con el Papa».
En conversación con Alfa y Omega, el también presidente de la Pontificia Academia para la Vida se suma al mensaje que Francisco lanzó ese día, pero que ya ha trasladado con fuerza a la sociedad en multitud de ocasiones a lo largo de su pontificado: la importancia de estar cerca de las personas de la tercera edad, de acompañarlas y de no marginarlas. «No podemos descartar a los mayores. Los ancianos tenemos que encontrar una nueva vocación. Nosotros ahora vivimos 20 o 30 años más que antes. Por eso, está la responsabilidad de ayudar a otras generaciones, empezando por los más pequeños, a transmitir la fe, que es un fuego de amor. Esa es la misión que debemos redescubrir», resalta Paglia.
De hecho, el propio Papa relató a los participantes cómo la figura de su abuela fue esencial para el inicio de su vida cristiana: «Aún recuerdo las primeras oraciones que me enseñó». Pero no solo eso: «De ella escuché la historia de aquella familia en la que había un abuelo que, como ya no comía bien y se ensuciaba, lo pusieron a comer solo». El nieto pequeño, continuó, «jugueteó durante unos días con el martillo y los clavos, hasta que su padre le preguntó qué estaba haciendo, y él contestó: “Estoy construyendo una mesa para ti, para que puedas comer solo cuando seas anciano”. Esto es lo que me enseñó mi abuela. Nunca lo he olvidado». Décadas después, convertido en Obispo de Roma, afirmaba tajante que «marginar a los ancianos corrompe todas las etapas de la vida».
Annalisa, que viajó desde Cerdeña para poder estar en el encuentro con el Santo Padre, explica que ese pasaje de la vida del Pontífice lo guardará siempre en su recuerdo: «No nos hizo reír pero, al mismo tiempo, nos llenó de alegría, porque ese niño de la historia se dio cuenta de lo importante que era su abuelo». Para ella, estar en Roma cerca del Papa con su única nieta fue más que un regalo: «Yo solo la tengo a ella. Es nuestra princesa, qué más puedo decir. Vivir esto con ella es una cosa indescriptible».
Mientras Annalisa describe cómo sintió aquel momento, Alicia mira de reojo a su nonna con cara de admiración. Aunque ya estuvo en una audiencia con el Papa en julio, este encuentro lo ha vivido de una forma completamente distinta: «Estoy muy feliz y emocionada. Pasar tiempo con mis abuelos siempre me pone contenta». La muchacha está muy ligada a ellos y son una parte imprescindible de su día a día: «Son toda mi vida. Tengo a todos mis abuelos vivos y siempre intento disfrutarlos, porque sé que un día se pueden ir. Ojalá me durasen para siempre, porque los quiero mucho».
En el encuentro, Francisco no solo subrayó las cosas que pueden enseñar los mayores a través de sus experiencias al hablar de las lecciones de su abuela. También las historias que le narró su abuelo sobre lo que experimentó durante la Primera Guerra Mundial «me hicieron comprender que la guerra es algo horrible que no hay que hacer nunca». Raffaele, que vino desde la ciudad de Avellino, se sintió muy identificado con estas palabras: «Esta reunión es la que necesitamos diariamente para que nos dé fuerzas para acabar con tantas guerras y para que consigamos la paz». En cuanto a la figura del Pontífice, señaló que «claramente, es el abuelo de todos y, por ello, hay que respetarlo». El italiano no participó solo en este evento. Lo hizo de la mano de sus nietos. Mientras ellos corrían y jugaban exaltados a la salida del Aula Pablo VI, a pocos pasos de la columnata de Bernini, este abuelo no pudo evitar mirarlos y sonreír : «Son lo más hermoso y grande que mi corazón puede tener».
Vincenzo Paglia es también presidente de la Comisión para la Reforma de la Asistencia a los Ancianos, que en 2022 presentó la Carta de derechos de los ancianos y de los deberes de la sociedad. Con motivo del encuentro con el Papa, insiste en la importancia de este documento, que «busca una nueva forma de concebir la sociedad de manera intergeneracional», así como «implicar a los jóvenes en una batalla por devolver una nueva dimensión a la vida» de los mayores, «basada en el respeto y la dignidad».