1 de mayo: ansiolíticos y bajas por depresión al alza en nuestro país
El estrés laboral, provocado entre otras cosas por la precariedad y los horarios eternos, dispara la ansiedad. También causas ajenas a las empresas, lo que dificulta a los trabajadores cumplir con su labor
Cuando Isabel aceptó con 25 años aquel trabajo en una agencia de viajes de Barcelona jamás pensó que tramitaría su primera baja por ataques de ansiedad. Los gritos del jefe que exigía resultados al momento, la competencia con otras empresas del sector y el poco cuidado del ambiente laboral hicieron que explotara. El suyo es solo un ejemplo de las casi 600.000 bajas laborales por salud mental que se tramitaron en España el año pasado, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
El estrés laboral, producido por una precariedad cada vez más alarmante, hace que muchas personas se vean ahogadas ante unos objetivos imposibles o unas condiciones en las que no ven desarrollada su vocación profesional. Pero no solamente se trata de horarios eternos o salarios injustos, sino que la salud mental en el trabajo también se ve resentida cuando en el ambiente laboral se incluye la tecnología de una forma descontrolada. Javier Marijuán, abogado laboralista cristiano, lo califica como «capitalismo de vigilancia» y afirma que es habitual verlo hoy en día en muchas empresas con controles intensivos, dependencia del algoritmo o controles biométricos. «He visto sanciones por conectarse tres segundos más tarde al ordenador o por alargar diez segundos el descanso», relata Marijuán. «Cuando la tecnología no es controlada por una persona, socava la libertad».
Asegura además que día tras día ve en su despacho a trabajadores destrozados por un «sistema económico perverso», donde apenas pueden conciliar vida laboral y familiar. «Es tremenda la cantidad de madres que hay en los tribunales luchando por poder cuidar a sus hijos». En el manifiesto para el 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, la plataforma Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) destaca la barrera cada vez más difusa entre el tiempo de trabajo y el de ocio. «Al vivir en la inmediatez constante, la persona está cada vez más sola y sin relacionarse con su entorno», destaca Acoidán Valido, uno de los portavoces de ITD y miembro de la Juventud Obrera Cristiana (JOC). «Esto aumenta la ansiedad ante un futuro incierto».
Además, hay otra vertiente que aumenta notablemente en el ámbito empresarial; la de los trabajadores que exportan a su contexto laboral problemas personales ajenos a la situación en la empresa. Marijuán afirma que «este gran número de bajas laborales por salud mental no quiere decir que todas ellas sean causadas por el trabajo» y, sin embargo, muchas veces sí que impiden realizar esa labor. «A veces achacamos al trabajo patologías generales de la sociedad» explica el abogado laboralista, que vincula estas carencias psicológicas, en no pocas ocasiones, con la soledad no deseada o la ausencia de lazos familiares. «Todo esto nos hace mucho más vulnerables a la hora de afrontar las exigencias laborales, especialmente entre los más jóvenes», explica Javier Marijuán, lo que muchas veces supone una gran dificultad para sacar adelante pequeñas empresas, con un número reducido de plantilla. Como resultado de todo esto, la medicalización se dispara. Según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, dependiente de la ONU, España encabeza la lista de los países que consumen más ansiolíticos en el mundo. «Los tribunales están declarando como accidentes laborales los intentos de suicidio y las depresiones», afirma Marijuán en conversación con Alfa y Omega.
En su diagnóstico, el abogado pide también superar «la dualidad del trabajador bueno y el empresario malo. Hay que empezar a hablar de un sistema económico injusto, del que muchas veces la pequeña y mediana empresa también es víctima». Como ejemplo de ello, cita que antes se identificaba trabajar con tener ingresos suficientes para mantener una familia y sin embargo hoy tener trabajo no implica poder pagar un alquiler. «Este cambio tiene que hacernos entender la situación de hartazgo de muchos jóvenes».
Organizaciones como la OIT y la OMS reclaman medidas concretas para abordar la salud mental en los trabajos. Priorizando la dignidad de la persona para que, como dijo recientemente el Papa Francisco, «el trabajo sea protagonista de la esperanza».