«Magia empieza con M y termina con T». Un sencillo juego de lógica como este, que se va complicando a medida que avanza el programa, es el quid de las cuestiones que Arturo Vals adereza con chistes de los suyos en el nuevo concurso de Antena 3. El 1 %, basado en un exitoso formato británico, pone a jugar a 100 personas en una suerte de hemiciclo que pretende representar a toda España. Los acompañan tres famosos, que tienen un papel tan secundario como prescindible./p>
Así de primeras, nos presentan a la demoscopia como aval y nos cuentan que se ha preguntado a una «amplia muestra de españoles» para sopesar la dificultad de las preguntas. De esta manera, se van lanzando primero las más fáciles (las que acertaría el 90 % de la población) hasta llegar a la final (la pregunta que solo acertaría un 1 %), donde un suculento bote, que puede rozar los 100.000 euros, espera a los que hayan sobrevivido. En intermedios que, afortunadamente, no se alargan demasiado, vamos viendo cómo a los que fallan se les pone la cara color azul, conocemos quiénes son, de dónde vienen y nos echamos unas risas —no demasiado crueles— con los fallos más impropios.
La rueda está inventada y, afortunadamente, El 1 % no pretende reinvención alguna. Se trata de un programa concurso, entretenimiento puro, blanco, para toda la familia, si no fuera porque la familia ya apenas se junta para ver la televisión y menos aún entre semana, un miércoles, en un supuesto prime time que se acerca a las once de la noche.
Si pueden, recupérenlo a la carta, con las múltiples opciones que la red y las televisiones inteligentes nos proporcionan. Háganlo con los más jóvenes de la casa. Es ideal para retarse entre abuelos, padres e hijos. Habrá pique inevitable para ver quién es el más listo de la clase; pero eso, salvo que estés en el plató, es, en última instancia, lo de menos.