Una obra sobre la esperanza de una madre. Sobre los fantasmas que vuelven cuando uno comete un error y lo entierra. Sobre la moral. Sobre la mentira para mantener una reputación. Sobre la familia, por encima de todo. Todo esto es Vuelve Larry, una obra que la Compañía Bululú 2120 ofrece, todos los sábados, en la madrileña sala del mismo nombre.
Basada en Todos eran mis hijos, del estadounidense Arthur Miller, Vuelve Larry se desarrolla en los años de posguerra, tras la II Guerra Mundial, en el jardín de la casa de la familia Keller, compuesta por padre, madre, hijo presente e hijo ausente, Larry, que desapareció durante la contienda. Allí, en ese pequeño espacio, veremos cómo se desarrolla un conflicto en el que Kate (Helena Nievas), la matriarca, se resiste a creer que su hijo ha muerto, frente a la desesperanza de Joe (Simon Schwartz), su marido, y Chris (Daniel Ramos) -el hijo que permanece-, que le dan por muerto.
Tanto es así que Chris, enamorado de la novia de su hermano Larry, con quien se cartea desde hace años, decide llevarla a casa y pedirle que se case con él. Algo que cae como una losa sobre Kate, que pide insistentemente a su marido que comparta con ella su fe: «Tú no puedes dejar de creer», le suplica en ocasiones.
La llegada de Ann (Ana Mayandía) desde Nueva York pone patas arriba a la familia, por la constatación de que se ha pasado página, de que Larry no volverá. Y porque destapa un secreto familiar, enterrado y caducado, que pondrá la reputación de Joe en evidencia y que traerá consigo nefastas consecuencias.
La versión de la obra de Miller, adaptada por Antonio Malonda y Carlos B. Rodríguez, hace especial hincapié en la crítica del autor al sueño americano, tan fraguado en la sociedad estadounidense desde los años 50, y por el que la familia, el buen nombre y la libertad, conseguidos claro con el esfuerzo personal, son el paradigma al que hay que aspirar. Pero este libreto nos hace pensar si esta utopía, que todavía revolotea sobre la América invencible, se ha de conseguir a cualquier precio.
Es la doble moral que arrastramos tantos. Que se ve tan bien reflejada en Kate y Joe, aparentemente éticos, rocas de firme moral, que hablan de fe, de esperanza, de perdón, de amor por encima de todo. Kate busca el sentido en cualquier detalle –«todo lo que pasa tiene sentido, todo pasa por algo», repite constantemente-, daría la vida por su familia. Tanto, que entierra el error de su marido para mantener a la familia unida. Joe, que para mantener su libertad se la niega a otros.
Una obra para saborear, para reflexionar durante la vuelta a casa, o con unas cañas a la salida. Una interesante propuesta esta de Bululú 2120, dirigida por Malonda y Lucía Esteso, con un elenco de jóvenes actores, completado por Arún Balani y Lubo Milanov– por cierto que no quiero dejar de destacar la actuación de Helena Nievas, maravillosa, creíble, verdadera-, un sencillo escenario y una sala familiar, donde uno se siente arte y parte de ese jardín. De ese conflicto entre la familia y la verdad, la reputación y el honor mancillado. Y vosotros, ¿qué elegiríais?
★★☆☆☆
Sala Bululú
Calle Tarragona, 17
Palos de la Frontera, Delicias
OBRA FINALIZADA