Un estudio denuncia que la hormonación a menores se ha aplicado «bajo una débil evidencia científica»
El Informe Cass, encargado por el servicio de salud de Reino Unido, recomienda que las hormonas solo se receten a adolescentes con «extrema precaución»
Un reciente estudio publicado en Reino Unido pone en tela de juicio la administración de bloqueadores de la pubertad a adolescentes con disforia de género. El Informe Cass asegura que un tratamiento médico no es necesariamente la mejor opción para estos menores y recomienda que no se les prescriba sin haber analizado previamente su salud mental o condiciones psicosociales.
Sin embargo, lo más grave es que certifica que «no hay pruebas sólidas sobre los resultados a largo plazo de estas intervenciones para gestionar la angustia relacionada con el género». Es decir, que los tratamientos de cambio de sexo para menores no están lo suficientemente probados y, pese a ello, se les han aplicado a miles de niños y jóvenes. Y concluye: «La falta de datos de seguimiento a largo plazo sobre aquellos que comenzaron el tratamiento a una edad más temprana supone que no tenemos información adecuada sobre la variedad de resultados para este grupo».
De esta forma, el Informe Cass advierte de que solo debe recetarse esta medicación con «extrema precaución» y de que debe haber una «justificación clínica clara para proporcionar hormonas en esta etapa en lugar de esperar hasta que un individuo cumpla 18 años».
Derivados a temprana edad sin exámenes adecuados
El sistema nacional de salud inglés, NHS (National Health System), solicitó este estudio a la doctora Hilary Cass en 2020 en medio de una creciente preocupación por la atención brindada por los servicios de identidad de género de la clínica Tavistock and Portman, donde se derivaba a los niños con disforia de género y donde cada vez llegaban más. En esa unidad se trataron en 10 años a unos 9.000 niños y jóvenes, incluso algunos de tan solo 3 años de edad. Muchos de estos jóvenes pacientes fueron enviados a esta unidad de Tavistock de forma prematura y sin un diagnóstico integral, como solicita Cass en su informe. En distintas entrevistas en Reino Unido, la pediatra, que ha analizado estos casos de Tavistock, ha asegurado que no se hacían evaluaciones completas porque se pasaban por alto otros problemas de los pacientes que cuestionaban su género y que presentaban un cuadro complejo. La doctora explicaba que hace 15 años, el servicio de identidad de género del NHS atendía solo a 50 niños. Tavistock fue cerrada el mes pasado.
«Lo que desafortunadamente sucedía a estos adolescentes es que, debido a la toxicidad del debate, muchas veces los servicios locales los ignoraban o no sabían bien cómo atenderlos. Así, en lugar de actuar como harían con otros jóvenes con depresión, ansiedad o quizás un trastorno del espectro autista no diagnosticado, los pasaban directamente al servicio de identidad de género», indica la doctora Cass.
Por ello, en su informe asegura que es fundamental «incluir pruebas de detección de afecciones del desarrollo neurológico, incluido el trastorno del espectro autista, y una evaluación de la salud mental. Se deben utilizar enfoques de tratamiento psicológico y psicofarmacológico estándar basados en la evidencia para apoyar el manejo de la angustia asociada a la incongruencia de género».
Miedo de los profesionales a discutir su punto de vista
La doctora lamenta en su investigación que el NHS haya actuado basado en estudios con «una débil evidencia científica». Los perjudicados, sin duda, han sido los menores y sus familias. A ello se añade otra preocupante observación de su informe: «Hay pocas otras áreas de la atención médica donde los profesionales tienen tanto miedo de discutir abiertamente sus puntos de vista».
«No es habitual prescribir un tratamiento que podría cambiar la vida a los jóvenes y no saber qué les sucede en la edad adulta, y eso ha sido un problema porque no hemos tenido el seguimiento hasta la edad adulta para saber cuáles son los resultados», denuncia la doctora Cass.
El mes pasado, el NHS anunció que ya no recetaría bloqueadores de la pubertad a niños y jóvenes fuera de los ensayos de investigación clínica.
La actual Ley Trans en España supone un modelo muy similar al que ahora critica el Informe Cass en Reino Unido. En nuestro país, en virtud de esta ley, un menor puede ser derivado a una unidad de género sin necesidad de una valoración psicológica y, en consecuencia, recibir bloqueadores de la pubertad y hormonación.