Una Cuaresma y un Ramadán ayunando juntos
La coincidencia en las fechas del ayuno para católicos y musulmanes ayuda a estrechar lazos. Gracias a los responsables de diálogo interreligioso de las diócesis, unos van a las fiestas de los otros
«El ayuno en sí mismo, ya sea el nuestro, el cuaresmal de los católicos o el judío, tiene un objetivo claro: que sientas la situación de un montón de gente en todos los países del mundo», cuenta a Alfa y Omega Mohammed Halhoul. Es musulmán, padre de cinco hijos y miembro del patronato de la Fundación Tot Raval que él y otros vecinos de Barcelona crearon hace 20 años «para que se conozca la diversidad del barrio». Cada año, cuando el Ramadán está cercano a su fin, organiza un iftar popular, es decir, una cena tras la puesta del sol a la que todos están invitados, también los católicos.
Según Halhoul, mantener el ayuno unas horas y romperlo en compañía «llama a lo más profundo de las personas». Desde su institución buscan «hacer partícipes a las comunidades religiosas en las actividades de los demás». Así, al igual que los católicos, judíos y protestantes celebran el iftar, en la Navidad de 2023 los miembros de esta fundación visitaron la iglesia de San José y Santa Mónica y en 2022 la de la Virgen del Carmen. Allí leyeron unos textos redactados en común sobre la paz. «Se traducen al catalán, castellano, árabe, amazigh, tagalo, urdu y bengalí», añade Halhoul, quien colabora con «representantes oficiales de la Iglesia católica y de la comunidad musulmana».
Otro iftar multitudinario fue el del pasado 19 de marzo en el centro cultural Al-Tauba, adscrito a la mezquita de Cornellá de Llobregat. Allí pronunciaron un discurso Francisco Conesa, obispo de Solsona, y Joan Hernández, director del Secretariado de Relaciones Interreligiosas de la archidiócesis de Barcelona. En su intervención hizo «un llamamiento a la paz», cuenta Hernández. «Con tantas guerras próximas, estos espacios crean lazos», valora. Se muestra satisfecho con la visita, donde «se remarcó esa sensación de solidaridad, amistad y empatía» y en la que coincidieron más de 70 autoridades, entre ellas el alcalde de Cornellà de Llobregat, el director general de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Cataluña y representantes de las federaciones islámicas.
Unos días antes, el 15 de marzo, primer viernes de Ramadán, el director del Secretariado para las Relaciones Interconfesionales de la archidiócesis de Granada, José Carlos Isla, acudió a un evento similar convocado por la Asociación de Amigos de Marruecos. Según el sacerdote, que este año coincidan las fechas del ayuno cuaresmal con el Ramadán «es significativo, porque nos permite dar un testimonio conjunto de fe en una sociedad ajena a lo trascendente».
Isla, que desarrolla este servicio desde hace siete años, explica que en estos intercambios le han dado las gracias muchas veces por el mural que los jóvenes de Scholas Ocurrentes pintaron con chicos musulmanes en el centro cultural Aljibe-Dar Al Anwar en marzo de 2021.
Ana Isabel Tejada, una de las organizadoras de aquella iniciativa, considera que «los lenguajes del juego y del deporte nos permiten encontrarnos». A raíz de aquella intervención, los chavales católicos y musulmanes que entonces se conocieron juegan al fútbol cada 15 días en la sede de esta fundación. «Al principio hubo prejuicios», confiesa Carmen Rosales, coordinadora de la institución en Andalucía, pero «a raíz de este encuentro han ocurrido cosas bonitas».
Mientras, otras diócesis como la de Almería dan «los primeros pasos» en su relación con los musulmanes. Begoña Arroyo, miembro del Secretariado para el Diálogo Interreligioso, revela que «nos gustaría para el año que viene celebrar el día de la fraternidad humana, iniciativa del Papa Francisco» junto al gran imán de Al-Azhar. «De momento nos conocemos y buscamos espacios donde compartir y dialogar».