Es febril la mirada, como canta el tango, pero, en este caso, lejos de ser nada, 20 años son muchos. Demasiados. En la estela de la efeméride de los atentados del 11 de marzo de 2004, Disney+ ha estrenado una miniserie que, con el título Nos vemos en otra vida, se acerca a los atentados desde la óptica de un paria adolescente, uno de esos desheredados para el que todo parece estar planificado y que la vida le vaya mal. La serie encadena seis capítulos, de unos 40 minutos cada uno, y está basada en la entrevista que Gabriel Montoya, Baby, le concedió a Manuel Jabois en 2014. Con estos mimbres, con la aparición de Trashorras en la vida del muchacho y con los retazos del juicio se compone un cesto, de una excelente factura técnica, que está llamado a ser una de las principales apuestas de la ficción española en este año 2024.
La serie lo tiene todo para enganchar al espectador y, al mismo tiempo, parece pretender no tener nada, porque tira del hilo de la trama asturiana y finamente se desliza desde un minimalismo que a algunos dejará algo fríos hasta mostrar el mapa mayor, con la cuestión social y política muy al fondo. Los hermanos Sánchez-Cabezudo (Crematorio) hacen un trabajo mayúsculo en la dirección y la historia merece la pena verse. Es ficción, desde luego, pero basada en hechos muy reales que mantienen 20 años después las principales preguntas abiertas acerca de la autoría intelectual de los atentados de Atocha y los verdaderamente beneficiados de la masacre. Son cuestiones que no pueden explicarse solo desde la casualidad, de igual manera que sería absurdo pensar que esta serie se estrena en esta semana de manera absolutamente casual.
No les voy a decir que se sienten y la disfruten, porque esta serie no es para eso, pero sí que se sienten la vean y hasta la discutan razonable y amigablemente con otros. Yo he empezado por debatirla con amigos que la han visto, por ensalzar sus virtudes y por pensar en voz alta cómo de preparados estamos para que alguien nos cuente verdades y relatos sobre el 11M.