Inmaculada Galván: «Tengo la empatía y la desgracia de ponerme en el sitio del otro»
Más de 35 años poniendo cara a Telemadrid. Pionera en un modo claro y cercano de hacer periodismo, dirigiéndose de tú a tú al espectador, estuvo al frente de Madrid Directo, un programa que ha sido cantera de muchos profesionales de la comunicación. Ella misma reconoce que estudió periodismo «para contar historias y para informar» y así se ha ganado el cariño de los madrileños. Ahora también es la cara de la programación religiosa de la cadena y acercará un año más la Semana Santa a los espectadores.
¿Ha cambiado la forma de comunicar la proximidad en estos casi 30 años?
Tal vez haya cambiado en cuanto a medios técnicos, pero la proximidad se consigue sintiéndote uno más. Si comprendes y sientes las mismas cosas que tus vecinos, ¿por qué contarlo de una forma rara, extraña o especial?
¿Y han cambiado los problemas de los madrileños?
Todo cambia… aunque detrás está siempre lo mismo: el paro, la droga o la violencia. Es cierto que se han amplificado problemas, como en el caso de la okupación o las agresiones de bandas latinas… Y como no, las adicciones a redes sociales. Pero a las redacciones siguen llegando quejas tan cercanas como las averías en los trenes de cercanías. Hay cuestiones que son eternas.
¿Aumenta el compromiso y la sensación de responsabilidad cuando lo que se transmite es algo que genera tanto sentimiento como es la tradición popular que engloba la Semana Santa?
Sin duda. El sentimiento religioso es algo tan profundo que hay que evitar la ofensa. Hay que hacerlo con todo el cariño del mundo. Aunque, cuando a la religión se unen tradiciones y formas tan peculiares y diversas como son las procesiones, siempre hay alguien que protesta.
No es lo mismo ser una periodista que se dedica a la información católica que una católica que ha dedicado su vida a ser periodista.
Para mí, lo primero es Dios. Primero soy católica. Y de ahí se deriva todo mi quehacer. No solo como periodista. También como madre, esposa, amiga. El periodismo para un católico no debe buscar nunca la gloria propia. Y en algunos medios, esto cuesta mucho. Nos puede hacer soberbios y vanidosos.
Son muchas las intervenciones tanto en medios como en redes sociales donde usted ha mostrado una fe inquebrantable, como, por ejemplo, cuando tuvo que cubrir hace 20 años las primeras horas del 11M. Dos décadas después, ha tenido que retransmitir la Misa funeral por este aniversario. ¿Cómo lo ha vivido?
¡Ya me gustaría a mí una fe inquebrantable! Rezo por eso a diario… Hoy, 20 años después, he revivido el horror y la pena. Tengo la empatía y también la desgracia de ponerme en el sitio del otro. Y solo pensar que hubieran sido mis hijas o mi marido los que iban en esos trenes me estremece. La pregunta que me hago hoy es si hemos aprendido algo. Muchos siguen haciendo del 11M su campo de batalla ideológica y eso es repugnante.