«Venezuela, Nicaragua y Cuba comparten patrones represivos que violan los derechos humanos»
Analistas y personalidades de organizaciones sociales de estos tres países latinoamericanos se reunieron para denunciar sus experiencias de represión, como detenciones arbitrarias, torturas, tratos inhumanos y falta de transparencia en los procesos judiciales
El pasado martes, 6 de marzo, tuvo lugar un coloquio sobre la situación de los presos políticos en Cuba y Latinoamérica organizado por Prisoners Defenders y el Interamerican Institute for Democracy. En el evento, alrededor de doce ponentes de países como Chile, Cuba, Argentina, Venezuela, Nicaragua o Bolivia compartieron sus experiencias de represión, como detenciones arbitrarias, torturas, tratos inhumanos y falta de transparencia en los procesos judiciales. «Las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba comparten patrones represivos que violan sistemáticamente los derechos humanos», subrayan desde la organización.
Javier Larrondo, presidente de Prisoners Defenders, destacó la «falsaria superioridad ideológica» en la que se sostiene el régimen cubano, así como sus políticas internacionales, «basadas en una política de favores personales y políticos prestados sin límite criminal alguno». Larrondo aseguró que el primer reto para enfrentarse al régimen cubano es ganar la batalla de la narrativa. «Es ineludible. La narrativa de la unidad es crítica», destacó.
También participó en el coloquio Ricardo Israel, abogado chileno y miembro de la Junta Directiva del InterAmerican Institute for Democracy, que especificó el caso extendido por no pocos países latinoamericanos, «donde el control gubernamental tiene una clara vinculación con la delincuencia organizada». Otro ejemplo es Mario Iván Carratú Molina, ex jefe de la Casa Militar de la Presidencia de Venezuela, que tuvo que abandonar el país y ha sufrido persecución y acoso a lo largo de 25 años. Carratú aseguró que «Venezuela se ha transformado en la principal amenaza regional para la seguridad y defensa de la región hemisférica».
Entre las conclusiones del foro, se recalcó la importancia de desarrollar una nueva narrativa. «No la de la justificación ni la pena, sino una la de denuncia al crimen organizado transnacional», destacó Carlos Sánchez, director del InterAmerican Institute for Democracy.