Francisco insiste en que «la guerra siempre es una derrota»
Ha hecho un llamamiento para que cese la violencia en Sudán, donde pide el fin de un conflicto que «ha provocado una situación humanitaria muy grave», así como en el norte de Mozambique. También ha reflexionado sobre Ucrania y Palestina
En sus saludos posteriores al ángelus de este primer domingo de Cuaresma, Francisco ha hecho un llamamiento para que cese la violencia en Sudán, donde pide el fin de un conflicto que «ha provocado una situación humanitaria muy grave», así como en el norte de Mozambique. También ha reflexionado sobre Ucrania y Palestina. Estos conflictos son la prueba de que «la guerra es una derrota».
«Las poblaciones están agotadas, están cansadas de la guerra, que como siempre es inútil e inconclusa, y solo traerá muerte, destrucción, y nunca aportará una solución al problema. En cambio, recemos sin cansarnos, porque la oración es eficaz, y pidamos al Señor el don de mentes y corazones que se dediquen concretamente a la paz», ha pedido el Pontífice, según recoge Vatican News.
El Papa se ha referido al caso concreto de Sudán, donde el 15 de abril de 2023 comenzó un conflicto entre el Ejército sudanés y el grupo paramilitar conocido como RSF. «Hago un nuevo llamamiento a las partes beligerantes para que pongan fin a esta guerra, que tanto daño está haciendo a la población y al futuro del país. Recemos para que se encuentren pronto vías de paz para construir el futuro del querido Sudán». A continuación ha hablado de Mozambique: «La violencia contra poblaciones indefensas, la destrucción de infraestructuras y la inseguridad vuelven a hacer estragos en la provincia de Cabo Delgado, donde en los últimos días también fue incendiada la misión católica de Nuestra Señora de África, en Mazezeze. Recemos para que la paz vuelva a esa atormentada región».
Entrar en el desierto esta Cuaresma
Durante el rezo mariano, el Papa ha invitado a «entrar en el desierto» como Jesús, para reconocer las pasiones desordenadas, los vicios, las ansias de poder, de vanidad y la codicia que poseen el alma. Se las vence, ha añadido, con el silencio, la oración y la escucha de la Palabra de Dios.
Francisco, horas antes de su retiro para los ejercicios espirituales de esta Cuaresma, ha hablado de las pasiones desordenadas que habitan en nuestro mundo interior, «las fieras» que dividen y tratan de poseer el corazón, que cautivan seducen y que pueden destrozarnos. Estas fieras del alma «condenan a la inquietud y a la soledad», ha asegurado. Y ha puesto el ejemplo de la codicia de la fama, «que genera inseguridad y una necesidad constante de confirmación y protagonismo». Son bestias «selváticas», como las ha calificado el Pontífice, y como tales, «hay que domarlas y combatirlas o devorarán nuestra libertad».
El Santo Padre ha insistido en tener como aliados a los «ángeles», mensajeros de Dios «que nos ayudan, nos hacen el bien, porque su característica es el servicio y no la posesión del alma». Los espíritus angélicos, ha señalado, «recuerdan los buenos pensamientos y sentimientos sugeridos por el Espíritu Santo. Mientras las tentaciones nos desgarran, las buenas inspiraciones divinas nos unifican en armonía: apagan el corazón, infunden el sabor de Cristo, el sabor del cielo. Así vuelven al alma el orden y la paz, más allá de las circunstancias de la vida, sean favorables o desfavorables».
Antes de la oración mariana, el Papa ha invitado a reflexionar partiendo de dos preguntas que pueden acompañar el camino cuaresmal: «¿Cuáles son las pasiones desordenadas, las «fieras» que se agitan en mi corazón? Es bueno reconocerlas, nombrarlas, comprender sus tácticas». Y un segundo interrogante: «¿Pienso retirarme un poco al “desierto”, es decir, dedicar un espacio al silencio, a la oración, a la adoración, a la escucha de la Palabra de Dios?».
El retiro espiritual de Francisco
La tarde del domingo primero de Cuaresma, junto a los colaboradores de la Curia, el Papa iniciará los ejercicios espirituales. Francisco ha invitado a los cardenales residentes en Roma, a los jefes de dicasterios y a los superiores de la Curia a vivir este período de modo personal, «suspendiendo el trabajo y recogiéndose en oración hasta el viernes 23 de febrero de 2024». Durante esta semana se suspenderán todos los compromisos del Santo Padre, incluida la audiencia general del miércoles 21 de febrero.