Carlitos Páez: «La Virgen nos protegió en la cordillera»
Era el más joven de los 16 supervivientes de la tragedia de los Andes e interpreta a su padre en la cinta de J. Antonio Bayona La sociedad de la nieve
¿Cómo ha recibido la noticia de la nominación de la cinta de Bayona al Óscar a Mejor Película Internacional?
Es una locura. La película está revolucionando el mundo. Me he quedado hasta sin voz de lo que he hablado con la prensa estos días. El mérito es de Juan Antonio Bayona. Nosotros somos parte de la historia, pero el talento es de él por encontrar una forma de contarla dando la misma voz a los muertos que a los vivos. Porque fueron tan importantes los que murieron como los que vivieron. En el estreno en Montevideo éramos 700, entre supervivientes, familiares y las familias de los que murieron. Y el aplauso de todos fue cerrado, lo que quiere decir que logró unirnos a todos.
Habla del protagonismo de los que murieron. Ustedes estuvieron muy de acuerdo con la propuesta de Bayona de que quien contara la película fuera Numa Turcatti.
Fue el último que murió de todos los que quedamos. Era un tipo fantástico. Con una voluntad de hierro y gran honradez. No era amigo de todos, pero se hizo amigo enseguida. Inmediatamente se integró y eso habla de cómo era.
Usted también es actor en la película. ¿Cómo le hizo J. A. Bayona esta propuesta?
Estábamos en una reunión. Yo pensé que me iba a pedir que motivara a los actores. Y me llevó aparte y me dijo que quería algo más: «Quiero que hagas de tu padre». Yo me quedé helado. Le pedí que me dejara consultarlo con mi psicólogo y este me dijo que era una propuesta muy sanadora. La verdad es que sí lo fue. Me costó mucho meterme en la figura de papá. Mi escena de la lista es muy emotiva. En ella estoy marcando los nombres de los vivos, pero también los de los que no volvieron. Vi siete veces la película y siempre lloro cuando me escucho a mí mismo dando la lista. La cinta está cargada de simbología, con unos detalles increíbles. Mi rosario, el verdadero, se usó en la película. Jota quería el original. Y el reloj con el que di la lista de supervivientes es el mismo que tenía mi padre.
Ese rosario sobrevivió con usted.
Fue muy importante en nuestra historia, porque el rosario nos mantenía unidos. Y, aparte, cuando estás rezando no tienes posibilidad de pensar en otra cosa. Yo soy muy mariano, muy de la Virgen de Fátima. La Virgen nos protegió; pero, como digo yo, solamente rezando no habríamos salido de la cordillera.
Era usted el más joven y el que dirigía el rezo del rosario cada noche, ¿quién se lo regaló?
Mi madre, esa mañana del 12 de octubre de 1972. Cuando fui a despedirme de ella, me dijo: «Llévate este rosario».
¿Cómo llegaron a sentir a Dios en ese lugar tan inhóspito?
Cuando uno está despojado de lo material, Dios está como más presente. A mí me encantaba un titular de El Mercurio, de Chile, que decía: «Sí, Dios era el copiloto». Porque Dios no resolvió la historia, pero sí nos dio las herramientas para resolverla. Nos dio el ánimo, nos enseñó que el camino era por el lado de la humildad. Siempre apelo a una frase maravillosa que se atribuye a san Francisco de Asís: «Empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible y te encontrarás haciendo lo imposible». Fue exactamente lo que hicimos nosotros.
«Para mí el Óscar ya está ganado», dice Páez. La sociedad de la nieve opta el 10 de marzo a la dorada estatuilla en dos candidaturas: Mejor Película Internacional y Mejor Maquillaje y Peluquería. «J. A. Bayona es chiquitito, pero tiene un corazón enorme», bromea Páez sobre el director de la cinta. Solo tiene para él palabras de cariño porque «ha contado la historia de la forma justa». «El otro día, una persona muy querida me dijo: “Carlitos, que suerte haber tenido un Bayona en tu vida”».
En la montaña tenían un anhelo muy grande: pasar la Navidad en casa.
Para nosotros era un deadline. Era una fecha importantísima porque significaba volver con la familia. Peleábamos para volver a casa con mamá, con papá, con el perro… La vida simple, que eso es lo importante.
¿Cómo recuerda el abrazo con su padre?
Como una de las cosas más lindas de mi vida. Sobre todo, por la emoción de él. Cuando me vio lo tenían agarrado entre dos militares. Creían que estaba loco porque siempre pensó que seguía vivo.
¿Qué piensa de la película?
Es grandiosa. Tiene todo lo que tiene que tener. Va más allá de la historia de los Andes. Es una historia del ser humano común que va a su esencia. El título es lo más acertado que he visto: un mensaje para el mundo de unidad, de solidaridad, de amor; es un mensaje de amistad. Algo que ahora necesitamos.