Florencio Roselló: «Los pobres no creen en los cargos»
El director de Pastoral Penitenciaria de la CEE se convertirá este sábado en arzobispo de Pamplona y Tudela, una celebración en la que estarán representados los presos. «Han vivido mi nombramiento con rabia»
No es habitual que a un sacerdote le nombren directamente arzobispo. ¿Cómo lo vive usted?
Para mí también fue una sorpresa. Primero, porque se fijen en mí para ser obispo y, luego, porque se fijen en un sacerdote para ser directamente arzobispo de Pamplona y Tudela. Fueron unos días de vértigo, por la sorpresa y por la singularidad. Pero bueno, siempre le he dicho que sí a Dios: a ser sacerdote, a ser mercedario, a todos los destinos que me mandaron. Le dije que sí a trabajar en la cárcel y no crea que había cola para ir allí. También le dije sí a ser provincial y asumí una gran responsabilidad. Ahora igual, aunque no es un sí cualquiera. Siempre me he fiado de Dios y, cuando lo he hecho, no me ha ido mal.
Lleva ocho años como responsable de Pastoral Penitenciaria en la Conferencia Episcopal. ¿Le ha costado aceptar el cargo? Cambiar la cárcel por un palacio arzobispal suena brusco.
La verdad es que me tomé varios días de reflexión, de oración y de consejo. Sí que me costó por la dimensión y por la responsabilidad que ello supone. Lo de la cárcel y el palacio es una cosa menor. Al final, no es tanto dónde se está sino cómo se está. No es tanto el caparazón cuanto el corazón, cuanto la actitud, cuanto los gestos. Es un cambio fuerte, pero no tanto por lo estructural, por lo físico, sino por el compromiso.
¿Hay algo de su experiencia en la cárcel que crea que le puede venir bien para su etapa como arzobispo?
Mi paso por la pastoral penitenciaria me ha llevado a relacionarme con todo tipo de gente. Como capellán, tratas con creyentes, no creyentes, con afectos y desafectos. Trabajas en un mundo que no es el propio de la Iglesia. Eso también te lleva a tener una mentalidad amplia, una mirada extensa y, sobre todo, unos ojos misericordiosos. Eso es lo que quiero tener también como arzobispo, una mirada amplia. Así lo diré el día de mi ordenación. Evidentemente tendré más relación con el mundo creyente, pero estaré abierto también a los que no lo son. Y, sobre todo, con esa misericordia que no hace distinciones y en la que entra todo el mundo. Como dice el Papa Francisco, en la Iglesia caben todos, todos. Mi idea no es solo tener una visión endógena, hacia dentro de la Iglesia, sino impulsar esa Iglesia en salida.
Nació el 10 de enero de 1962 en Alcorisa (Teruel). Ingresó en el seminario de los mercedarios en Reus en 1973. Allí mismo emitió su profesión solemne, en 1985. Fue ordenado sacerdote el 24 de agosto de 1986. Entre 2003 y 2015 ejerció de superior provincial de los mercedarios de Aragón. Desde 2015 es director de Pastoral Penitenciaria de la CEE. El 27 de enero será ordenado obispo y tomará posesión de la archidiócesis de Pamplona y Tudela.
¿Cómo han vivido los presos su nombramiento?
Los presos lo han vivido casi con rabia y eso a mí me ha ayudado bastante. ¿Por qué? Pues porque en el fondo te vas. Eso significa que el mundo de los pobres no cree en los cargos, no cree en los primeros puestos. El mundo de los pobres cree y quiere a las personas, a quienes se han entregado por ellos. Por ello, en general, no hay un sentimiento de gozo, de alegría, de felicitación, sino un sentimiento de pena, de tristeza. Al final, lo que ven es que alguien que ha apostado por ellos se va. Les da igual que ahora sea arzobispo. El pobre no entiende de primeros puestos.
La actualidad política la copa, en buena medida, la ley de amnistía. Como capellán de prisiones, ¿cómo la ve?
Tampoco conozco el detalle, así que no le puedo decir más. Es cierto que sorprende todo lo que se está debatiendo. Lo que está claro es que no contenta a todo el mundo, por lo que seguramente no sea lo que necesita nuestra sociedad. Pero ya digo, es un tema que no conozco y no puedo opinar con criterio.
Tiene estudios de solfeo y piano. ¿De dónde le viene el interés por la música?
Desde el seminario. Teníamos distintos ensayos: con el coro, clases de solfeo, etc. Lo que ocurrió es que me gustó y decidí profundizar en el conservatorio.
¿Qué música quiere llevar a Pamplona y Tudela? ¿Tiene ya perfiladas sus líneas pastorales?
No he querido plantear ninguna línea cuando todavía no conozco la realidad que me voy a encontrar. En este sentido, quizá la primera sea escuchar. También pienso que en un mundo tan crispado, me gustaría ahondar en la paz y tener una actitud de cercanía. Quiero estar cerca de los sacerdotes, de los religiosos y que el mundo de los pobres tenga un sitio en nuestra Iglesia. No se trata de que se sientan acogidos, sino de que se sientan como en su casa. Realmente, la Iglesia es también la casa de los pobres. Precisamente en mi ordenación habrá personas del entorno carcelario, porque he querido compartir ese día con la gente que ha sido fundamental en mi ministerio sacerdotal.