Emilce Cuda: «Los argentinos no están aquí porque llegara el Papa»

Es argentina, teóloga y secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, cargo que comparte con el mexicano Rodrigo Guerra. Sus principales funciones son tender puentes entre América y el resto de continentes. Ya lo ha hecho organizando videoencuentros con la Universidad Loyola Chicago y estudiantes de América, África y Asia, en los que implicó al propio Francisco.

¿Qué es la Pontificia Comisión para América Latina y cuál es su función dentro de ella?
Es una comisión dentro el Dicasterio para los Obispos. Tiene dos secretarios, y el Papa Francisco designó a un hombre de México [Rodrigo Guerra, N. d. R.] y a una mujer, que soy yo. Propuse hacerme cargo del desarrollo humano integral de América Latina y hacerme eco del magisterio pontificio, que va desde la encíclica Rerum novarum a Francisco, siempre con la persona en el centro.

¿Mantiene relación con los gobiernos de América Latina?
La Secretaría de Estado es la que se ocupa de las relaciones diplomáticas. Si se lanza un clamor desde Perú, ahora desde Ecuador o desde Nicaragua, lo que hago es comunicárselo inmediatamente a Edgar Peña Parra, [sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano]. Tenemos que quitarnos el clericalismo y el academicismo de pensar que, porque uno esté dentro de la jerarquía de la Curia romana, posee la ciencia infusa para responder a todos los problemas. Yo soy teóloga moral y me ocupo de acompañar al territorio viendo cómo facilitar el contacto con la Curia.

¿Qué tipos de peticiones reciben que no les competen?
Por ejemplo, con el tema de Nicaragua, nos decían: «¿Qué pasa? ¿Por qué no se están ocupado de lo que sucede con el obispo Rolando Álvarez?». Álvarez, por cierto, es alguien a quien yo conozco porque me había invitado a dar conferencias a través de Zoom y estuve en contacto con él mientras estuvo encerrado en su parroquia, aunque cuando se lo llevaron a la cárcel ya no. Después de eso ya no podía hablar sobre él sin que nos lo hubiera delegado el Santo Padre.

¿Está América Latina mejor posicionada en el Vaticano tras diez años de pontificado del Papa Francisco?
América Latina siempre tuvo figuras importantes. Hubo argentinos en cargos muy altos, empezando por Pironio, que acaba de ser beato, o Lucio Ruiz, que lleva aquí 25 años. Los argentinos no están aquí porque llegara el Papa, la Iglesia es católica y la catolicidad tiene eso.

Pero el colegio cardenalicio tiene ahora muchos más miembros electores de América Latina…
Eso tiene que ver con una reforma de la Iglesia que está llevando adelante el Santo Padre. Ahora hay arzobispos jóvenes en las ciudades más importantes del mundo. Por ejemplo, en Madrid, José Cobo. También en Buenos Aires o Toronto. Hay un gran cambio en cómo está dejando posicionada la Iglesia para el próximo pontificado.

¿Le sigue la pista a cardenales que le parezcan interesantes? La vimos en la primera Misa como cardenal de José Cobo.
En lo personal sí, pero también tiene que ver con esta comisión. A mi juicio, estamos en un cambio de época donde las fronteras ya no son físicas sino idiomáticas. El vínculo que hay entre Latinoamérica y España es muy fuerte, no solo por la evangelización del continente; también hablamos el mismo idioma.

El Papa nos pidió a la comisión ser la cara de América Latina ante la Santa Sede. Supone cambiar la mirada sobre esta institución en sí. Ya no es el Vaticano mirando lo que hace América Latina sino nosotros mirando a los cardenales y a los prefectos y viendo de qué manera podemos construir puentes. El desafío es construir puentes con diferentes continentes y sectores sociales.