El Papa en el ángelus: «La guerra es en sí misma un crimen contra la humanidad»
Desde el balcón del Palacio Apostólico, Francisco ha pedido «la gracia de educar para la paz»
«Al inicio del año nos intercambiábamos deseos de paz, pero las armas han continuado matando y destruyendo», ha condenado el Papa Francisco asomado al balcón del Palacio Apostólico tras el rezo del ángelus del 14 de enero. «Recemos para que los que tienen poder sobre estos conflictos se den cuenta de que la guerra no es la vía para resolverlos porque siembra muerte entre los civiles y destruye ciudades e infraestructuras», ha añadido Francisco, quien ha sentenciado que «la guerra es en sí misma un crimen contra la humanidad».
El Santo Padre ha recalcado que «los pueblos tienen necesidad de paz y el mundo tiene necesidad de paz». Y ha confesado que, poco antes de asomarse al balcón, ha escuchado el programa A sua immagine, el espacio religioso de la televisión pública italiana. Allí el padre Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia de Tierra Santa en Jerusalén, ha pedido «educar para la paz». El ruego ha impactado a Francisco, que ha invitado a pedir esta gracia. «Debemos educar para la paz, se ve que la humanidad entera aún no tiene una educación que pare cada guerra», ha lamentado.
Otra petición del Pontífice a los peregrinos ha sido recordar «a quienes sufren la crueldad de la guerra en tantas partes del mundo, especialmente en Ucrania, Palestina e Israel». También ha rezado «por las víctimas de la avalancha en Colombia que ha provocado numerosas víctimas»; según las últimas informaciones, un mínimo de 33.
Antes de despedirse, Francisco ha saludado a los peregrinos y romanos en la plaza de San Pedro, especialmente a la Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de los Remedios Coronada de Villarrasa que se ha desplazado a Roma en estos días. Y, como de costumbre, ha concluido su intervención diciendo: «Por favor, no os olvidéis de rezar por mí». Entre las banderas en la plaza, había una azul y blanca sobre la que estaba escrito «te esperamos en Argentina»; una alusión a la invitación oficial transmitida a la Santa Sede la semana pasada por el presidente argentino, Javier Milei.
«Buscar, vivir y anunciar a Jesús»
En la catequesis previa al rezo del ángelus, Francisco se ha detenido en el pasaje del Evangelio en el que Andrés y otro discípulo conocen y deciden seguir a Jesús. «Esta escena nos invita a hacer memoria de nuestro primer encuentro» con Él, ha señalado Francisco a los presentes. Por ello les ha encargado «hacer un poco de memoria» y localizar ese recuerdo. «Renovad la alegría y preguntémonos: ¿qué significa ser discípulo?», les ha planteado.
«Según el Evangelio de hoy podemos decir tres palabras: buscar a Jesús, vivir con Jesús y anunciar a Jesús», ha respondido el Papa. Sobre el primer verbo, «buscar», el Santo Padre ha recordado que Jesús pregunta a los primeros discípulos: «¿Qué buscáis?». «Los invita a mirarse dentro y a interrogarse sobre lo que llevan en el corazón», ha explicado. Y ha añadido que esta pregunta revela que «el Señor no quiere followers superficiales sino personas que se interrogan y se dejan interpelar por su Palabra». A su juicio, un discípulo «tiene un corazón abierto y en búsqueda, no uno saciado y apagado».
Sobre el segundo verbo de esta catequesis, «vivir con Jesús», el Pontífice ha explicado que Andrés y el otro discípulo «deseaban encontrar al Mesías, hablar con Él y escucharlo». «Estar con Él es la cosa mas importante para los discípulos de Jesús. La fe no es una teoría sino un encuentro», ha subrayado. Además, ha matizado que «el primer encuentro con Jesús fue una experiencia tan fuerte que los dos discípulos recordarían siempre la hora». Según el Evangelio, «eran cerca de las cuatro de la tarde».
Y el tercer verbo de la catequesis, «anunciar a Jesús», se encarna en san Andrés, que «en seguida siente la necesidad de comunicar el don recibido y se apresura a compartirlo con su hermano Pedro y lo lleva al Señor».
Por último, el Papa ha llamado a los cristianos a preguntarse sobre su primer encuentro con Jesús, «si somos todavía discípulos enamorados», si «buscamos al Señor o nos hemos acomodado en una fe hecha de hábitos» y si «vivimos con él en la oración, sabemos estar en silencio con él y sentimos el deseo de anunciar esta belleza del encuentro con el Señor». Finalmente, ha pedido ayuda a «María Santísima, primera discípula de Jesús, para que nos dé el deseo de buscarlo, estar con él y anunciarlo».