Los obispos argentinos renuncian a su asignación estatal mensual
Los prelados recibían 63 euros del Estado, una aportación estipulada por la legislación argentina. «El objetivo ahora es subrayar que la Iglesia tiene que estar sostenida por sus fieles», dice su responsable de comunicación
La Conferencia Episcopal Argentina comunicó la semana pasada que el 29 de diciembre concluyó el plazo para que los arzobispos, obispos y obispos auxiliares renunciaran a la asignación mensual que han recibido del Estado en las últimas décadas.
La aportación estatal, estipulada en una ley de 1979, consistía en 56.000 pesos argentinos al mes por cada prelado, unos 63 euros, pero en el año 2017 los obispos iniciaron un proceso paulatino y voluntario de renuncia a dicho monto, que acaba de finalizar.
«Por lo tanto, no es una decisión del gobierno actual», ha aclarado en una entrevista difundida por la web de la Conferencia Episcopal Argentina el padre Máximo Jurcinovic, director de la Oficina de Comunicación de los obispos.
«La intención que subyace a esta decisión de los obispos es que la vida de la Iglesia y la misión de sus pastores las debe sostener la misma Iglesia», señala Jurcinovic. «El objetivo ahora es subrayar que la Iglesia tiene que estar sostenida por sus fieles y por aquellos que consideran su misión como algo digno con lo que colaborar», añade.
En la actualidad hay trabajando en el país 97 obispos de todas las diócesis, a los que hay que añadir 43 obispos eméritos. «Esta asignación no la usaban los obispos para su uso personal, sino para la acción pastoral habitual de su ministerio», abunda el responsable de comunicación de los obispos argentinos.
Todos ellos han presentado su renuncia a dicho importe, aunque queda abierta la posibilidad de que aquellos obispos eméritos que lo necesiten por cuestiones de salud, puedan solicitar una asignación de 98.000 pesos argentinos al mes, unos 110 euros.