El profesor de antropología filosófica que tuve en el seminario nos decía que no somos «cuerpo y alma» sino cuerpoalma, todo junto y sin guiones. Esto que aquel profesor decía con cierto humor no era solo una forma de hablar. Somos unidad; por tanto, hay una estrecha relación entre nuestro cuerpo y nuestra alma. Y este es el punto de partida del libro que hoy reseñamos.
El jesuita Noël Sèmassa Hinvo nos muestra en este ensayo cómo los ejercicios espirituales de san Ignacio tienen como resultado la integración de toda la persona, cuerpo y alma, porque son un encuentro con Cristo que cambia la vida. Ahora bien, creo que es importante dejar claro lo que no propone este libro, ni siquiera lo pretende.
Los ejercicios espirituales no son una especie de terapia que soluciona problemas patológicos. Tampoco son una fórmula mágica con la cual se resuelven todos los males que sufre el ejercitante. Ni método terapéutico ni fórmula mágica. Entonces, ¿cómo es posible que los ejercicios espirituales sirvan para sanar las heridas interiores? Noël Sèmassa Hinvo da respuesta a esta pregunta apoyándose en tres columnas: la antropología bíblica, patrística e ignaciana; una explicación clara de lo que son las heridas interiores y la experiencia vivida por el propio san Ignacio.
En primer lugar, parte de una concepción del ser humano muy querida por los padres de la Iglesia de los primeros siglos y que tiene su raíz en la antropología de san Pablo. Considera al ser humano formado de cuerpo, alma y espíritu. Sigue muy de cerca la espiritualidad de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz, que consideran el espíritu como el lugar de encuentro entre Dios y el alma. Y, finalmente, se apoya en la antropología que subyace en la espiritualidad ignaciana. San Ignacio de Loyola, siguiendo el modo de entender al ser humano de su época, hablaba de las tres potencias del alma, memoria, entendimiento y voluntad, que iluminadas por el Espíritu llevan al hombre a elegir libremente entregar su vida a Dios. Todo esto pone las bases de una concepción unitaria de la persona humana que explica ese ser cuerpoalma del que partíamos al comienzo.
Una vez establecido el fundamento antropológico, Sèmassa explica qué entiende por «heridas interiores», cómo afectan a la vida espiritual y qué consecuencias tienen en la totalidad de la persona. La conclusión a la que llega es clara: «Las heridas perturban nuestro mundo emocional, alteran nuestra mirada sobre Dios, sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo».
Y la tercera columna es la conocida como experiencia de Cardoner que vivió san Ignacio de Loyola, en la que el fundador de la Compañía descubrió una presencia de Dios muy distinta a la que hasta ese momento había vivido. Él mismo escribió sobre lo vivido junto al río: «Se me empezaron a abrir los ojos del entendimiento. No es que tuviera alguna visión, sino que entendía y conocía muchas cosas con una iluminación tan grande que todas las cosas me parecían nuevas».
Una vez puestas estas bases necesarias e imprescindibles, el padre Sèmassa explica cómo a lo largo de las cuatro semanas de los ejercicios se va produciendo una transformación interior que encamina a quien vive esta experiencia a una conversión, a un cambio radical que le lleva a comprender su vida desde Dios y el seguimiento de Cristo. Esta transformación no es el final del camino sino el inicio del mismo, porque quien ha hecho el mes de ejercicios ha comprendido que su vida solo tiene sentido si opta por seguir al Rey eternal y ponerse bajo su bandera.
Noël Sèmassa Hinvo
PPC
2023
248
18 €