La influencia cristiana en el arte afrobizantino
Constantinopla expandió su esplendor cultural por el noreste africano, pero al mismo tiempo se nutrió de sus tradiciones. El Metropolitan de Nueva York desvela por primera vez las raíces de esta comunidad profundamente cristiana y a la vez multicultural
El Metropolitan Museum de Nueva York (Met) presenta la primera gran exposición que desvela las conexiones entre arte bizantino y africano. En ella se pone de relieve el papel fundamental desempeñado por el cristianismo africano primitivo y su herencia, tradiciones e historia en el mundo bizantino. De las casi 200 piezas reunidas, varias son expuestas por primera vez al público estadounidense. Se incluyen desde frescos monumentales, mosaicos, pinturas sobre paneles y orfebrería, hasta joyería, cerámica y manuscritos iluminados. El proyecto cuenta con relevantes préstamos internacionales de más de 30 instituciones, incluido el Museo Nacional de Cartago, en Túnez; el Museo Egipcio, de El Cairo, y el monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí.
Esta colección de obras explora la tradición cultural bizantina y del noreste del continente africano, abarcando desde el siglo IV hasta el XV; un capítulo de la historia del arte con escasa investigación y representación. Se centra en el arte de los siglos en los que gran parte del norte de África estaba gobernada por el Imperio bizantino desde su capital en Constantinopla, momento en el que el cristianismo primitivo se expande en África fundando distintos reinos (del siglo IV al VII). También aborda las diversas tradiciones religiosas y artísticas que florecieron en Túnez, Egipto, Sudán y Etiopía (del siglo VIII al XV). Aunque el Imperio bizantino ocupaba con su esplendor cultural buena parte de África, Europa y Asia, esto no significa que no se nutriera de las tradiciones primitivas de estos territorios en las áreas de la religión, literatura y arte. El noreste de África resultó ser una gran comunidad multicultural con raíces cristianas muy profundas.
El proyecto sostiene que el impacto que supuso esta cultura africana en el Imperio bizantino acabó siendo global. En palabras de Max Hollein, director del Met, «esta impresionante exposición aporta un nuevo enfoque y erudición a un campo poco estudiado, ampliando nuestro conocimiento del arte bizantino y paleocristiano dentro de una cosmovisión expansiva».
En el grupo étnico nilosahariano de los nubios, a pesar de tener su propio lenguaje indígena, las élites hablaban griego, egipcio y árabe con fluidez. Su cultura era rica y compleja. El Met ha logrado traer una buena representación de este colectivo a través de vestimentas litúrgicas pertenecientes a los obispos de la primitiva diócesis de Faras, en el valle del Nilo, río bajo el cual está sumergida la gran catedral de Faras. Estas ropas sacerdotales se alinean con la moda del momento en Constantinopla, ya que la emperatriz Teodora —esposa de Justiniano y santa de la Iglesia ortodoxa— envió misioneros cristianos de Constantinopla a este territorio africano. Cabe destacar el fresco de Cristo con dignatario nubio, procedente de Faras y datado en el siglo XII, o la pintura El obispo Pedro protegido por san Pedro, del siglo X, también procedente de Faras.
Asimismo, reconocemos la influencia cristiana en Etiopía, donde se produjeron obras de arte como iconos y pinturas marianas. De manera sorprendente, el tema comúnmente conocido en Europa como Virgen de la leche —representación de la Virgen amamantando al Niño Jesús— en realidad se originó en Egipto y después se difundió por el Mediterráneo. El ejemplo expuesto es un tríptico etíope del siglo XV procedente del Smithsonian National Museum of African Art (Washington D. C.) donde el panel central presenta dicha temática. Destacan también otros trípticos medievales de tema mariano, así como algunos frescos, iconos y manuscritos iluminados.
La muestra se inauguró el 19 de noviembre y permanecerá abierta al público hasta el 3 de marzo de 2024.