«Uno se libera caminando con el Señor», dice el Papa a mujeres que escaparon de la mafia
Francisco les ha recordado que «entre los discípulos había algunas mujeres contagiadas por el mal». Pero «Jesús las acogió con compasión y ternura y las sanó»
«Vosotras, queridas señoras, nacisteis y crecisteis en contextos contaminados por la criminalidad mafiosa y habéis decidido salir. Bendigo vuestra elección y os animo a seguir caminando hacia delante», ha dicho el Papa en la mañana del 30 de octubre a un grupo de mujeres que antaño pertenecieron al mundo del crimen organizado y tras dejarlo han visitado a Francisco en el Palacio Apostólico.
El Papa les ha recordado que «entre los discípulos había algunas mujeres que, al igual que los hombres, no eran perfectas». «Eran mujeres probadas por la vida, a veces contagiadas por el mal», ha señalado Francisco, quien ha subrayado que aun así «Jesús las acogió con compasión y ternura y las sanó». Ha puesto como ejemplo a María Magdalena, quien conoció gracias a Jesús «el camino de la liberación».
«Así se hace uno libre: no por arte de magia, sino caminando con el Señor. Eso nos da la libertad», ha dicho el Papa a este grupo de mujeres, quienes han recorrido «un camino que pasa necesariamente por la cruz y lleva a la Resurrección». Francisco les ha contado en confianza que «imagino que pasaréis momentos de miedo y pérdida». En esas ocasiones, les ha recodado que «el Señor Jesús camina a vuestro lado». «No estáis solas, seguid luchando», les ha dicho. Y les ha aconsejado «llevar siempre con vosotras un pequeño Evangelio». «Leed cada día un pasaje con calma e imaginad estar con el Señor entre sus discípulos», las ha invitado. «Él camina con nosotros cada día en el camino de la vida, su cruz da sentido a nuestras cruces y su Resurrección es fuente de esperanza», ha añadido.
En la sala estaba también Luigi Ciotti, un célebre sacerdote que encabeza la asociación antimafia Libera. El Papa le ha dado las gracias por acompañar a estas mujeres y se ha comprometido a, a través de él, hacer llegar a cada una de ellas un Evangelio de bolsillo desde el Vaticano.