Francisco insiste en la entrada de ayuda humanitaria en Gaza
Ha recordado que el viernes 27 de octubre «tendremos una jornada de ayuno, oración y penitencia»
«Pienso en la grave situación en Palestina e Israel. Animo a la liberación de los rehenes y el ingreso de la ayuda humanitaria en Gaza», ha dicho el Papa Francisco al final de su audiencia general. Ha recordado que el viernes 27 de octubre «tendremos una jornada de ayuno, oración y penitencia». «A las 18 horas nos reuniremos en (la basílica de) San Pedro para pedir la paz en el mundo», ha añadido. También en el resto de «Oriente, la maltratada Ucrania y el resto de regiones heridas por la guerra».
Durante su catequesis sobre el celo apostólico, Francisco se ha detenido en Cirilo y Metodio, «dos hermanos tan famosos en el Oriente cristiano que se les llama “los apóstoles de los eslavos”». Nacidos en Grecia en el siglo IX de una familia aristocrática, eligieron la vida monástica y después fueron enviados a evangelizar la Gran Moravia, un terreno que «en la época comprendía varios pueblos, en parte ya evangelizados, pero en los que sobrevivían muchas costumbres y tradiciones paganas».
En aquel momento, Ratislav I, príncipe de Gran Moravia, «pedía un maestro que explicara la fe cristiana en su lengua» pero, al tratar de aprenderla, los dos santos descubrieron que carecía de alfabeto. «¿Quién podría escribir un discurso sobre agua?», les dijo Cirilo a un grupo de locales. Por eso decidió inventar el alfabeto glagolítico para traducirles la Biblia y los textos litúrgicos. «Hacía falta un instrumento propio, adaptado y específico», ha explicado el Papa, quien ha recordado que, tras la creación de este abecedario, «la gente no veía más aquella fe cristiana como extranjera sino que se convirtió en su fe, hablada en su lengua materna».
El Evangelio se debe inculturar
Francisco ha invitado a los peregrinos a pensar en las implicaciones de que «dos monjes griegos hayan dado un alfabeto a los eslavos y esta apertura del corazón haya enraizado el Evangelio en ellos». «El Evangelio se debe inculturar y la cultura se debe evangelizar», ha dicho el Papa improvisando su discurso. También ha contado cómo Cirilo y Metodio comenzaron entonces a sufrir las críticas de algunos sacerdotes latinos «que veían cómo perdían el monopolio de la predicación entre eslavos». Entonces Cirilo les contestó: «Dios quiere que cada pueblo lo adore en su lengua».
Por suerte para ellos, el Papa de la época, Adriano II, los apoyó, aprobó los textos litúrgicos en eslavo, los colocó en el altar de la iglesia (todavía no era basílica) de Santa María la Mayor e incluso los leía en algunas de las celebraciones. Esta lengua, tras algunas evoluciones, es la que se usa a día de hoy en las liturgias de varias iglesias ortodoxas.
Francisco ha elogiado la unidad de los cristianos en aquel momento y cómo «en Europa en ese momento había una cristiandad unida que colaboraba para evangelizar». También la valentía de Cirilo y Metodio por inculturar el Evangelio a los eslavos tras comprobar el fracaso de los intentos anteriores. Hasta la llegada de los dos hermanos, los locales veían el cristianismo como «algo extranjero, importado, extraño al sentir de su pueblo, su lengua y sus categorías culturales». Finalmente, ha reconocido la confianza que puso Adriano II en los santos. «Estuvo de parte de la libertad evangélica al apoyar a esos dos valientes misioneros», ha concluido Francisco.
Con el mismo afán inculturador que Adriano II, la Secretaría para la Economía de la Santa Sede ha lanzado una página web para que laicos de todos los orígenes se incorporen a trabajar para el Vaticano. Es un esfuerzo por la transparencia en este Estado, que ahora hará públicas las vacantes a cubrir cuando sea necesario. Pretenden encontrar así con mayor facilidad a trabajadores con especializaciones poco comunes y, sobre todo, proporcionar claridad a sus criterios de selección. En la página web se pueden enviar currículos para las vacantes abiertas. También aunque no exista en ese momento ninguna convocatoria específica, a la espera de que surja una oportunidad. Se sigue recomendando adjuntar la carta de un sacerdote que conozca al candidato y dé cuentas de su buena fe y compromiso con la Iglesia.