Del annus horribilis al omnes cum Petro
Los cambios en el Opus Dei dispuestos por el Papa han sido acogidos con «obediencia filial» por la prelatura, que acaba de mandar una nueva propuesta a la diócesis de Barbastro-Monzón para tratar de llegar a un acuerdo sobre el estatus de Torreciudad
Hay quien podría pensar que el Opus Dei ha vivido una especie de annus horribilis. Entre los motivos que arguyen quienes opinan así se encuentran los motu proprios aprobados por el Papa, que asemejaron la institución a una asociación clerical y que la obligaron a la convocatoria de un congreso para modificar sus estatutos. También las dificultades que se están presentando para actualizar la situación jurídica del santuario de Torreciudad, impulsado por el barbastrense fundador de la única prelatura personal que existe en la Iglesia, san Josemaría Escrivá de Balaguer.
Sin embargo, en la Oficina de Información que el Opus Dei tiene en la madrileña calle de Castelló el ambiente que se respira es de serenidad. «En la Obra procuramos vivir el espíritu con el que san Josemaría y sus sucesores secundaron cualquier disposición del Papa», indica el director de la oficina, Jesús Juan Pardo. El mejor resumen de ese espíritu lo hizo el fundador en una carta de 1943: «Recibiremos siempre con gozo y alegría cualquier noticia que venga de la Esposa de Jesucristo, también cuando sea dolorosa o pueda parecerlo a los ojos de personas ajenas a la Obra, ya que sabemos que de la Iglesia no nos puede venir nada malo».
Con tales antecedentes, el actual prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, ha acogido todos los cambios propuestos en los últimos meses por el Pontífice con «sincera obediencia filial» —versión moderna del omnes cum Petro (todos con Pedro) tantas veces expresado por Escrivá— y se ha mostrado muy alejado de las dinámicas «en clave de poder y polarización» que han reproducido algunos medios, según ha subrayado él mismo.
—La prensa también insinuó una defenestración del Papa a Fernando Ocáriz al disponer que este no fuera obispo.
—En el Opus Dei, que es una familia espiritual unida por un carisma específico para servir a la Iglesia, la función principal del prelado no es la de obispo, sino la de padre, y esta sigue teniendo plena vigencia —responde Ignacio Barrera, responsable de la institución en España—.
Preguntados también por la polémica surgida en torno a Torreciudad, Barrera y la Oficina de Información prefieren guardar silencio «para que la diócesis pueda estudiar la última propuesta presentada con libertad, en un clima de confianza y comunión», sostienen.
El desencuentro tuvo su origen en la solicitud por parte de la prelatura para convertir Torreciudad —en la actualidad erigido como oratorio del Opus Dei— en santuario diocesano. Durante las conversaciones comenzaron a surgir desavenencias y el obispo, Ángel Pérez Pueyo, terminó designando como nuevo rector al sacerdote diocesano José Mairal antes de que concluyera el proceso, «hasta que se regularice la situación canónica existente», explicó.
«No corresponde al obispo llevar a cabo este nombramiento al tratarse de un templo de la prelatura», contestó el Opus Dei, que recurrió la decisión ante el Vaticano. Al cierre de esta edición, la Santa Sede todavía no se había pronunciado. Hasta entonces, la situación es desconcertante. Con un rector nombrado por el Opus Dei que tuvo que dejar su puesto el 1 de septiembre a un rector nombrado por el obispo. Y ambos coincidiendo en los diferentes actos del santuario, como la fiesta de la Virgen de Torreciudad, en la que también participaron Pérez Pueyo y Barrera. La próxima cita tendrá lugar el 16 de septiembre en la Jornada Mariana de las Familias, un acto que anualmente congrega a miles de peregrinos en la explanada del templo y que, este año, estará presidida por el propio Pérez Pueyo.