La Biblioteca Vaticana estudiará junto a rabinos un Talmud anterior a la imprenta
Estudiosos del Seminario Rabínico Latinoamericano sostienen que el volumen puede incluir pasajes sobre Jesús que se perdieron durante las diásporas
La Biblioteca Apostólica Vaticana lanzó este miércoles su programa de estudio de manuscritos hebreos junto a estudiosos judíos. «Va a durar tres meses y comienza con una inmersión aquí, en la Biblioteca Vaticana», cuenta a Alfa y Omega el rabino argentino Ariel Stofenmacher, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano.
Él y sus colegas han venido a Roma para ver con sus propios ojos la vasta colección de textos que alberga el Vaticano y estudiarlos en profundidad. Los descubrieron en diciembre de 2022, cuando visitaron al Papa y él les invitó a pasar a la biblioteca. «Hay centenares de libros de todas las épocas», comenta Stofenmacher. Explica que, durante la Baja Edad Media, en épocas de cruzadas y diásporas que dispersaron a la comunidad judía por Europa, los Papas se convirtieron en los principales archivistas de sus libros sagrados. «La estructura de la Iglesia siempre ha sido muy estable. Algún Papa comenzó a juntar manuscritos inicialmente distribuidos en distintos monasterios y el Vaticano se transformó en comprador y receptor de donaciones».
Stofenmacher se muestra entusiasmado con la posibilidad de estudiar un antiquísimo ejemplar del Talmud conservado en el Vaticano. Es anterior a la imprenta y a las presiones que muchos judíos sufrieron en Europa para modificar sus textos. «Vamos a estudiar lo que se decía en el Talmud sobre Jesús en una versión no censurada. El manuscrito está aquí», celebra el rabino.
El arzobispo Angelo Vincenzo Zani, bibliotecario oficial de la Iglesia católica y presente también en la inauguración del programa, da la razón al rabino. «Efectivamente tenemos el texto original. Las bibliotecas se han hecho para esto, para ver cómo históricamente los pasajes se han cambiado por condicionamientos y aspectos políticos». En conversación con Alfa y Omega, revela que uno de los objetivos de este curso es «ayudar a los jóvenes que se preparan para convertirse en rabinos y sacerdotes de Iglesias cristianas a través de este libro sagrado, el Talmud. Es el fundamento de nuestra fe, que no es solo una idea. La fe está en los textos que cuentan la revelación».
El bibliotecario oficial de la Iglesia católica presume de que el curso contará con «especialistas en el mundo judío, el hebreo y el oriental». Los considera vitales para relacionarse con otras confesiones porque «se necesitan instrumentos para poder hacer un diálogo no solo a nivel superficial sino sobre textos sagrados estudiados por todos».
Una colección única en el mundo
El rector del Seminario Rabínico Latinoamericano contempla con asombro las estanterías de la Biblioteca Vaticana. «Es un gran lugar, no hay muchos en el mundo con esta capacidad» para albergar y preservar obras de este tipo. «Un manuscrito de 500 o 600 años requiere un cuidado muy especial y, ¿quién puede ofrecérselo? La Universidad Hebrea de Jerusalén, el Vaticano, Oxford y muy pocas universidades más en el mundo».
El arzobispo Angelo Vincenzo Zani explica que «la conservación es una de las tareas de la Biblioteca Vaticana». «Requiere meter los libros en un ambiente con una temperatura regular. Los textos son antiguos, no son de papel normal sino de papiro y si no se conservan bien, inmediatamente se arruinan».
Aunque la mayoría de los manuscritos están digitalizados y se puede acceder a ellos a través del sitio web de la Biblioteca Vaticana, Stofenmacher reconoce que «no es lo mismo tenerlo delante y tocarlo que verlo por la pantalla de un ordenador». También quiere aprender las técnicas con las que se han conservado los libros. «Justamente nosotros en Buenos Aires tenemos un programa de restauración también asociado con la Biblioteca Nacional de Argentina». Y adelanta que, gracias a lo aprendido en este curso, «la Biblioteca Vaticana va a ser parte de ese programa de restauración». «Se va a hacer un taller sobre restauración y microfilmación de manuscritos porque está claro que los manuscritos y los libros antiguos se degradan con el tiempo y aquí en el Vaticano hay una pericia muy grande».