La otra misión de paz: el cardenal Parolin pasa una semana en Armenia y Azerbaiyán
El secretario de Estado del Vaticano se ha reunido con los presidentes de ambos países y ha pedido respeto a las minorías en Nagorno Karabaj y a su patrimonio
La guerra de Ucrania no es el único conflicto que preocupa al Vaticano. Entre muchos otros, la Santa Sede siente un particular interés por el enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiyán a causa del enclave de Nagorno Karabaj, ubicado dentro de Azerbaiyán pero con población originalmente armenia, étnica y religiosamente. Prueba de ello es la visita a ambos países que el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, concluye este jueves.
El miércoles, Parolin se reunió con el presidente de Armenia, Vahagn Khachaturyan, y con el primer ministro del país, Nikol Pashinyan. Khachaturyan agradeció a la Santa Sede y al Papa «sus esfuerzos, exhortaciones y oraciones dirigidas a establecer una paz duradera en nuestra región».
Uno de los temas abordados durante el encuentro fue el bloqueo del corredor de Lachin desde hace siete meses. Aunque presuntamente lo iniciaron activistas medioambientales, Armenia acusa a Azerbaiyán de estar detrás. El presidente habló de la crisis humanitaria por el corte del gas, la electricidad y las comunicaciones por carretera.
Protección a los armenios
Parolin, por su parte y según la agencia armenia, enfatizó la necesidad de asegurar la paz y estabilidad en la región y de crear una atmósfera de confianza entre las partes. Ambos insistieron además en la necesidad de asegurar la continuidad de las negociaciones que actualmente están teniendo lugar, pero que en ellas debe haber garantías de protección para los armenios de Nagorno, informa la agencia Armenpress.
Por su parte el primer ministro Pashinyan celebró la presencia del número dos del Vaticano, que enmarcó dentro de su «disponibilidad de dar nuevo impulso a las relaciones entre la República de Armenia y el Vaticano». En el mismo sentido, Parolin recordó uno de los últimos pasos en esta relación: la apertura en la capital armenia, Ereván, de una nunciatura en octubre de 2021. Hasta entonces, el nuncio en Armenia operaba desde la nunciatura de Georgia.
Ese mismo día por la mañana, el número dos del Vaticano visitó Dzitsernagapert, el monumento en honor de las víctimas del genocidio armenio de 1915. Aunque «ya estaba bien informado de antemano, pude profundizar en la información histórica sobre la tragedia que cayó sobre el pueblo armenio», afirmó Parolin ante el presidente.
Acusaciones de vandalismo
Antes de llegar a Armenia, el secretario de Estado del Vaticano estuvo en Azerbaiyán. El pasado lunes, se reunió con el presidente del país, Ilham Aliyev. Durante el encuentro, ambos repasaron los pasos dados en los últimos tiempos para profundizar las relaciones entre ambos países. Por ejemplo, la apertura de una embajada ante la Santa Sede en 2021 o la firma ese mismo año de un acuerdo de cooperación con la Fundación Heydar Aliyev para restaurar las catacumbas de Comodila.
Más delicado fue el encuentro con el ministro de Asuntos Exteriores del país, Jeyhun Bayramov. En él se abordó la situación del conflicto, latente desde hace 30 años y que tuvo sus últimas manifestaciones en un enfrentamiento de 44 días en otoño de 2020, y en nuevas hostilidades dos años después.
Según la agencia pública azerí, el ministro hizo hincapié en «los crímenes, vandalismo y destrucción del patrimonio cultural y religioso en los territorios liberados de Azerbaiyán». También aludió a «la amenaza de las minas y otras provocaciones cometidas por Armenia». Y apuntó que «todavía no hay información sobre más de 3.800 azeríes desaparecidos desde principios de los años 90», señaló. Asimismo acusó a Armenia de no haber dado los pasos acordados para la repatriación de militares azeríes que «cruzaron accidentalmente la frontera» en mayo de 2021.
Contribución humanitaria
El lunes, el cardenal Parolin también se reunió con el jeque Allahshuku Pashazadeh, gran muftí del Cáucaso. También él defendió a Azerbaiyán, país mayoritariamente musulmán, de las acusaciones de destruir el patrimonio cultural armenio. Tanto el Parlamento Europeo como la UNESCO han alzado en el pasado la voz de alarma sobre estos daños.
El clérigo, perteneciente a la corriente chiita, contraatacó denunciando el «vandalismo armenio» contra el patrimonio azerí, que «destruyó nuestras mezquitas y templos», cita Azertac. Por último se lamentó de que «los revanchistas armenios» se aprovechan de «diversas organizaciones internacionales e incluso abusan de una plataforma religiosa como es el Consejo Ecuménico de las Iglesias para sus insidiosos propósitos».
En declaraciones a la agencia Trend News Agency, Parolin señaló que «la principal misión de la Santa Sede es contribuir a la paz en todos los lugares donde se necesita». Por ello, dijo haber ofrecido al presidente «nuestra disponibilidad y la del Santo Padre para contribuir de cualquier forma posible a alcanzar una paz duradera entre ambas partes». En una línea similar a la expresada hace unos días sobre la visita del cardenal Matteo Zuppi a Ucrania y Rusia, Parolin expresó que «la mejor contribución que la Santa Sede puede hacer es en el ámbito humanitario».
Por otro lado, invitó «a todos a evitar semejante destrucción y a colaborar en la reconstrucción de los monumentos. Espero que sea posible lo antes posible». También expresó su confianza en que Azerbaiyán asegure los derechos y la seguridad de los armenios en Nagorno. «El respeto a las minorías es la base de los derechos humanos. Todo el mundo debería cumplirlo como un signo de civilización y paz».