El santuario gallego que quiso ser una segunda Compostela
Santa Marina de Aguas Santas fue levantada en el siglo XII. Se la conoce como «el santuario del sureste de Galicia». En su interior se custodia el cuerpo de esta mártir y tiene uno de los tres únicos falsos triforios gallegos
La iglesia de Santa Marina de Aguas Santas, en Ourense, es hoy «la parroquia de referencia para la vida sacramental de los habitantes de los ocho pueblos que se encuentran a su alrededor», reconoce el sacerdote Eduardo Fernández, responsable de la misma. Sin embargo, el templo «no nació con vocación de iglesia de pueblo», sino que en el siglo XII «se intentó construir aquí un santuario no que rivalizara con la catedral de Santiago de Compostela, pero sí que la complementara en el tema de las peregrinaciones», asegura el experto José Ramón Seara, que ha estudiado el inmueble eclesiástico —situado en el Camino Mozárabe— con profusión. «La idea era levantar un segundo Compostela, naturalmente mucho más modesto, pero que también gozara de una gran riqueza arquitectónica», añade Seara, que califica el enclave como «el santuario del sureste de Galicia» por excelencia. De hecho, la iglesia de Santa Marina de Aguas Santas fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1931 y se la reconoció como Conjunto Monumental —junto con los alrededores— en el año 1963.
Del interior del templo destaca el mausoleo o camarín de la santa, que es el que da sentido a la construcción. «El edificio se levantó precisamente para conservar su cuerpo», explica el experto. Se trata de una pieza de estilo barroco y orden corintio, previsiblemente impulsado por el obispo Muñoz de la Cueva en el siglo XVIII. Tras el enrejado, en la nave conocida como «de la epístola», aparece el templete fúnebre, «debajo del cual hay una losa de granito sin ninguna inscripción sobre los restos de la santa».
Junto con el camarín, José Ramón Seara destaca el retablo mayor, de estilo barroco, que también mandó construir Muñoz de la Cueva. «Era trinitario y llegó a participar en alguna redención de cautivos, pero cuando vino aquí se enamoró de Santa Marina y se afanó en acometer diferentes obras de restauración, y también en difundir el culto a la santa», subraya Seara. Por ello, el obispo regaló el imponente retablo, que en su día estuvo en el ábside central, pero que en la actualidad se encuentra en la misma nave de la epístola en la que está el mausoleo de santa Marina.
Otro de los elementos más característicos del templo es el falso triforio, un detalle arquitectónico que solo está presente en tres iglesias gallegas: Santa Marina de Aguas Santas, Santa María de Acibeiro y Xunqueira de Ambía. Es una simulación, un falso piso superior cuya única función, en realidad, es soportar la techumbre de madera y no la bóveda de piedra de los triforios reales. «Lo que ocurre es que Santa Marina es una reproducción de la de Xunqueira, que es a su vez una reproducción de Santa María del Sar, situada en Santiago de Compostela, donde los arquitectos de la época levantaron una bóveda de piedra que falló demasiado pronto», resumen Seara. Para que no ocurriera lo mismo, tanto en Xunqueira como en Santa Marina se sustituyó la piedra por la madera y en vez de un triforio se puso un falso triforio.
Ya fuera de los muros parroquiales, hay destacar el estilo románico de la iglesia, que cuenta con tres naves y tres ábsides semicirculares. Y también las tres fuentes de la santa, que, según la tradición, brotaron en el lugar donde rebotó la cabeza de Marina cuando fue decapitada. La joven —que data del siglo II— era pretendida por el prefecto romano Olibrio, que al verse rechazado la mandó torturar repetidas veces y terminó cortándole la cabeza. Al desprenderse de su cuerpo, la cabeza rebotó tres veces consecutivas, donde brotaron las fuentes. De ahí, el nombre de Santa Marina de Aguas Santas.