El cardenal Osoro se despide de Madrid: «He querido estar con todos»
«Aprendí a amar, servir y dar la vida en la Iglesia, a la que quiero con toda mi alma», ha dicho durante la Eucaristía en la catedral de la Almudena
La archidiócesis de Madrid ha brindado este sábado una calurosa despedida a su hasta hace poco arzobispo, el cardenal Carlos Osoro. Ante una catedral abarrotada, con obispos —entre ellos los cardenales Omella, Porras y Bocos o el nuncio del Papa en España, Benardito Auza—, sacerdotes, religiosas y fieles en general —además de personalidades como José Bono o el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, el purpurado ha deseado que nadie se haya sentido extraño durante su guía pastoral.
«He querido estar con todos, con los de dentro, a quienes he animado a que se acerquen y estén también con los de fuera. Gracias, Señor, por todas las personas que me han ayudado. […] Rezad todos por mí, os entregué mi tiempo, mi saber y mi hacer, estuve siempre ocupado por vosotros», ha subrayado durante la homilía.
También ha pedido perdón por «las veces o los momentos en los que fallé en mi dedicación». Y ha añadido: «Recé por todos vosotros, ahora lo seguiré haciendo con la gracia de Dios, con más tiempo y dedicación a la oración. Pongo a la Iglesia que camina en Madrid en manos del Señor. Os he querido y habéis sido desde que fui nombrado arzobispo de Madrid mi ocupación fundamental, pero con la tarea más bella que un ser humano puede tener: dar a conocer a Jesucristo».
Antes de pronunciar estas palabras, el purpurado ha hecho un repaso por toda su dedicación a la Iglesia como sacerdote, rector de seminario o vicario general en Santander, como obispo de Orense y arzobispo de Oviedo y Valencia. Al hilo de este recorrido, ha insistido en una petición de perdón a Dios y a todas las personas con las que ha coincidido por las veces en las que no dio testimonio de Él. «Os pido misericordia: quise pasar junto a vosotros haciendo el bien, pero sé que en algunas ocasiones no lo logré».
Y ha dado las gracias Dios por este itinerario: «Aprendí a amar, servir y dar la vida en la Iglesia a la que quiero con toda mi alma. En ella, el anuncio de Jesucristo ha sido mi pasión. A pesar de mis límites y pecados, he sentido ciertamente la mano del Señor dándomela siempre. Hoy vuelvo a decir: “Te doy gracias porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras, conoces hasta el fondo mi alma”».
Agradecimiento del obispo auxiliar
Al finalizar la Eucaristía, el obispo auxiliar, Jesús Vidal, ha dirigido un discurso en el que ha destacado de don Carlos su «deseo de comunión y de cercanía a todos en una diócesis tan grande y heterogénea como la de Madrid, con zonas urbanas inabarcables y una gran multitud de pequeños pueblos que no ha querido olvidar, especialmente en este último tiempo de su ministerio».
Otra de las claves del purpurado, ha continuado un emocionado Jesús Vidal, es la misión. «En estos años ha querido llevar adelante la conversión pastoral que el Papa Francisco nos proponía en Evangelii gaudium. […] Su corazón misionero no se ha detenido a conservar el rebaño de dentro. Su brazo ha estado permanentemente tendido a los que piensan diversamente, a las autoridades y agentes sociales de toda ideología, a los artistas, pensadores y científicos de variada sensibilidad, se ha prodigado para acercar a todos a la luz de un Cristo victorioso sobre todas las pesadumbres de la vida humana», ha concluido.