Empiezo explicando qué hacemos en la foto: es una ecografía del ojo. Nos sirve para saber si hay un desprendimiento de retina (nos hemos llevado alguna sorpresa ya) en los pacientes que se van a operar de cataratas, tan maduras que el paciente casi no ve. Nos vale, por tanto, para ver «lo que está detrás».
También hay que pensar en qué está detrás del bebé que nos traen completamente impetiginizado, llenito de costras amarillas. ¿Qué le ha llevado a rascarse hasta hacerse la herida que ha sido la puerta de entrada? Suele ser sarna y ayuda examinar al familiar que lo trae, que también estará a tope.
A veces, mirar más allá me cuesta más con algunas personas que vienen a consulta. Mirada baja, poco expresivos y en criollo, para más inri. Como vaya agobiada de tiempo y en modo piloto automático, se me cuela todo. «¿Qué te duele? Paracetamol». A menudo me tengo que decir: «Frena, Valle», escucha, mira, toca y piensa qué hay detrás. Qué historia, qué realidad, qué familia hay detrás.
Llevo meses preocupada por una mujer que va perdiendo peso y se va haciendo más y más pequeñita. Casi le hago un interrogatorio de tercer grado cada vez que viene a revisión, tratando de enfocar ese posible cáncer que sospechaba que la estaba invadiendo. El otro día me enteré de que lo único que le pasa es que no come porque su hijo, al que también seguimos, está muy enfermo por culpa de una diabetes que no podemos manejar bien porque, como tantos otros medicamentos, no hay insulina.
Y, ¿qué hay detrás del menor con malnutrición? ¿Qué en el comportamiento violento? ¿Qué en la ausencia de respuesta internacional a la grave crisis que arrasa este pueblo?
Pero eso que está detrás no lo aplico exclusivamente a lo que está fuera. Yo misma llevaba días agotada, y, aunque consiguiera dormir bien, no me quitaba esa especie de cansancio de encima. Mirar qué hay detrás en uno no es tan fácil como hacer una ecografía en el alma (que estaría bien). Ayuda el silencio y ponerse delante de Dios, pedir luz para ver y nombrar «qué hay detrás».
Creo que si no nos quedamos en la superficie, sino que vivimos mirando un poquito más, nuestro mundo será «más Reino de Dios».