Los estudiantes se convierten en tratamiento contra la soledad
El Hospital Sagrado Corazón de Barcelona se alía con dos colegios para mitigar la falta de visitas de sus pacientes más frágiles. El proyecto está en sintonía con la Jornada del Enfermo de este sábado
La soledad mata. No es fulminante, pero quien está solo tiene un 30 % más de posibilidades, según la comunidad científica, de sufrir enfermedades cardiovasculares, demencia o un ictus. En España se encuentran en esta situación más de 4,8 millones de personas, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. El problema afecta principalmente a las personas mayores. De hecho, el 43,6 % de todas las que viven solas en nuestro país tienen más de 65 años. El dato se dispara a partir de los 85 años.
La buena noticia es que existe cura para esta dolencia. En el Hospital Universitario Sagrado Corazón de Barcelona tiene un tratamiento y le han puesto el nombre de Charlemos. Se trata de un proyecto de acompañamiento entre los pacientes ingresados en la unidad de frágiles del hospital y los alumnos de dos colegios cercanos al centro. Una iniciativa alineada con el mensaje propuesto por el Papa para la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra este sábado con el título Cuida de él. «Es precisamente a través de la experiencia de la fragilidad y de la enfermedad como podemos aprender a caminar juntos según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura», subraya Francisco.
La iniciativa surgió en 2018. Aquel año, el Gobierno de Cataluña implantó una asignatura de voluntariado para los alumnos de 4 º de ESO. «Cuando mis hijas me contaron lo que hacían en ella, empecé a pensar cómo podíamos aplicarlo en el hospital», afirma Marta Morales, directora de Atención a Paciente y Familia del hospital, que vio la posibilidad de hacer un proyecto para acompañar a los pacientes frágiles, los más vulnerables. «Es gente muy mayor a la que le cuesta más tiempo hacer frente, por ejemplo, a una infección. De media, pasan tres semanas aquí y las tardes se les hacen eternas, porque no suelen tener muchas visitas». Ahora, sin embargo, los lunes y martes reciben las de los alumnos de la Escuela Ipse y de la Escuela Instituto Londres. «Todo comenzó de forma muy sencilla. Los estudiantes se preparaban algún tema de conversación en el colegio y entraban en las habitaciones para charlar con los pacientes», añade Morales.
Pero con la pandemia tuvieron que reinventarse. Abrieron una sala polivalente y la llenaron de juegos, como el bingo, el dominó o una consola. «Este curso hemos vuelto a cambiar y ahora los chicos preparan una actividad en sus centros y luego la desarrollamos todos juntos». El pasado lunes, por ejemplo, montaron un rosco con preguntas. «Fue muy entrañable. Les preguntaban cómo era Barcelona cuando eran pequeños o en qué habían trabajado. Claro, eso obligaba a los pacientes a utilizar la memoria, y los chicos estaban alucinados». Estos encuentros, según Morales, han mejorado notablemente la situación de los abuelos. Sobre todo a nivel anímico, circunstancia que contribuye a que su recuperación física sea más rápida. La experiencia también es positiva para los alumnos. «Al principio van con escepticismo. Están en la típica edad en la que no les cuentan muchas cosas a sus padres», reconoce Valentín Rodríguez, profesor de la Escuela Ipse. «Pero luego se dan cuenta de que son gente muy agradable, abierta y que están encantados de recibirlos. Y como los abuelos no les fiscalizan, pues al final terminan incluso contando más cosas que en casa», asegura Rodríguez.
El programa, junto con el resto de actividades desarrolladas por el área de Responsabilidad Social Corporativa del hospital, acaba de recibir el premio a la Mejor Política de RSC de la revista New Medical Economics. «Se trabaja en muchos otros ámbitos. Por ejemplo, organizamos recogidas de alimentos a lo largo del año para el comedor de Emaús, gestionado por la parroquia de San Eugenio Papa». También han montado en varias ocasiones el Hospital del Carrer [Hospital de la Calle] en la parroquia de Santa Anna, con diversas especialidades médicas y quirúrgicas para atender a las personas que viven en la calle.
«Cuantos cuidáis a quienes padecen por la enfermedad y las limitaciones de los años actualizáis la caridad que Cristo tuvo con los que sufren. Tened la certeza de estar cada uno en el corazón de la Iglesia», asegura Vicente Ribas, obispo de Ibiza y responsable de Pastoral de la Salud en la CEE. Lo dice en su mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo, en el que pide «poner en primer plano a nuestros mayores» y «dejarnos cautivar por su rostro».
Para ello, hace falta «una reflexión cuidadosa sobre cómo acercarnos a la población de edad avanzada», algo para lo que «no se necesitan estrategias, sino relaciones humanas».