«Estamos llamados a mirar con predilección a los alejados»
Francisco ha pedido renovar el impulso evangelizador de la Iglesia. «¡Cuántas veces etiquetamos a las personas por lo que hacen o piensan!». «Todo hombre es amado por Dios», ha dicho durante la catequesis de este miércoles
Tras haber puesto punto y final a las catequesis sobre el discernimiento, el Papa reflexionará en las próximas audiencias generales sobre la pasión por la evangelización, que tiene «una dimensión vital para la Iglesia», ha asegurado Francisco durante la segunda catequesis del 2023, que se ha celebrado en el Aula Pablo VI.
De hecho, según ha dicho, «la comunidad de los discípulos de Jesús nace apostólica, misionera». Y ha añadido: «El Espíritu Santo la plasma en salida, para que no se doble sobre sí misma, sino que sea extrovertida, testigo contagiosa de Jesús, llegando a irradiar su luz hasta los confines de la tierra».
A veces, sin embargo, «el ardor apostólico puede eclipsarse», ha advertido el Pontífice. Cuando esto ocurre, «cuando la vida cristiana pierde de vista el horizonte del anuncio, se enferma, se cierra en sí misma, se vuelve autorreferencial, se atrofia. Sin celo apostólico, la fe se marchita».
Si esto ocurriera, el Santo Padre ha recomendado fijarse en el pasaje evangélico de la llamada del apóstol Mateo, que, en primer lugar, nos invita a preguntarnos «cómo es nuestra mirada hacia los otros» y, en segundo lugar, nos enseña a mirar «siempre con misericordia y predilección a cada uno», especialmente «a los llamados alejados». Así lo hizo Jesús, que en Mateo «ve un hombre» y no a alguien «sentado en el despacho de impuestos», ha subrayado el Pontífice.
«¡Cuántas veces vemos los defectos y no las necesidades; cuántas veces etiquetamos a las personas por lo que hacen o piensan! También como cristianos nos decimos: ¿es de los nuestros o no es de los nuestros?», ha lamentado.
Esta actitud la ha contrapuesto a la de Jesús, que se acerca a Mateo, a pesar de que era considerado un traidor despreciable por su pueblo, «porque todo hombre es amado por Dios».
Del poder al servicio
«Tras mirarlo, Jesús invita a Mateo a levantarse y seguirle. No es un detalle sin importancia, porque «en esa época quien estaba sentado tenía autoridad —poder— sobre los otros», ha continuado. De esta forma, lo que Jesús hace con él es separarlo del poder, es decir, «lo pone en movimiento hacia los otros, lo hace dejar una posición de supremacía para ponerlo a la par con los hermanos y abrirle los horizontes del servicio».
Esta llamada, que Jesús hace hoy también a la Iglesia, el Papa la ha concretado a través de la siguiente pregunta: «¿Estamos sentados esperando que la gente venga o sabemos levantarnos, ponernos en camino con los otros, buscar a los otros?».
Atracción, no proselitismo
Una mirada, un movimiento y, finalmente, una meta, que no es, en un primer momento, el paraíso, sino su misma vida de antes, pero afrontada desde la perspectiva de Cristo. Tras la llamada, Jesús va a casa de Mateo, que le «prepara un gran banquete» en el que «había un gran número de publicanos». Es decir, «Mateo vuelve a su ambiente, pero vuelve cambiado y con Jesús. Su celo apostólico no empieza en un lugar nuevo, puro e ideal, sino ahí donde vive, con la gente que conoce».
Asimismo, nosotros «no debemos esperar ser perfectos y tener hecho un largo camino detrás de Jesús para testimoniarlo; nuestro anuncio empieza hoy, ahí donde vivimos. Y no empieza tratando de convencer a los otros, sino testimoniando cada día la belleza del Amor que nos ha mirado y nos ha levantado», ha concluido el Santo Padre, que al final de la catequesis ha hecho una breve referencia a su antecesor: «Como nos ha enseñado el Papa Benedicto, “la Iglesia no hace proselitismo. Crece mucho más por atracción”».