Diez claves de Benedicto XVI para rezar con los Magos

Diez claves de Benedicto XVI para rezar con los Reyes Magos

El Papa alemán ha sido enterrado en vísperas de la Epifanía, y se dio a conocer al gran público en la JMJ de Colonia, donde los Magos jugaron un papel clave en sus discursos

María Martínez López
Benedicto habla con unos niños vestidos de Magos, en la Epifanía de 2011. Foto: CNS.

Después de ser elegido Papa, el primer gran evento de Benedicto XVI, que le sirvió para darlo a conocer de forma nueva a todo el mundo, fue la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia. Convocada por su sucesor, providencialmente tenía lugar en su país de origen. En ella, fue clave la figura de los Magos de Oriente, cuyas reliquias se veneran en la catedral de la ciudad. Resulta difícil no pensar en ello ahora, que el funeral y el entierro del Papa emérito se han celebrado precisamente en la víspera de la Epifanía. Algunos fragmentos de sus discursos durante los encuentros en Colonia pueden iluminar esta fiesta:

1.- «Según la tradición, en griego sus nombres eran Melchor, Gaspar y Baltasar», aunque no aparecen en el Evangelio. Además «aquí en Colonia, uno de los tres Magos fue identificado como un rey negro de África, de forma que un representante del continente africano fue considerado uno de los primeros testigos de Jesucristo». «Ahora estáis aquí vosotros, jóvenes del mundo entero, representantes de aquellos pueblos lejanos que reconocieron a Cristo. Hoy os corresponde a vosotros la tarea de vivir la dimensión universal de la Iglesia».

2.- «Su viaje fue motivado por una fuerte esperanza […]. Tenían un deseo grande que los indujo a dejarlo todo y a ponerse en camino. Era como si hubieran esperado siempre aquella estrella». «Sabían que el mundo estaba desordenado y por eso estaban inquietos. Estaban convencidos de que Dios existía, y que era un Dios justo y bondadoso. Tal vez habían oído hablar también de las grandes profecías en las que los profetas de Israel habían anunciado un Rey que estaría en íntima armonía con Dios y que, en su nombre y de parte suya, restablecería el orden en el mundo. […] Querían servir a ese Rey, postrarse a sus pies, y así servir también ellos a la renovación del mundo».

3.- «Queridos amigos, hay que saber tomar las decisiones necesarias. Es como alguien que se encuentra en una bifurcación: ¿Qué camino tomar? ¿El que sugieren las pasiones o el que indica la estrella que brilla en la conciencia?». «También nosotros hemos de hacer nuestra opción». «Por eso soportaron fatigas y sacrificios, sin ceder al desaliento y a la tentación de volver atrás».

4.- «“Entraron en la casa”: esta casa representa en cierto modo la Iglesia. Para encontrar al Salvador hay que entrar en la casa, que es la Iglesia». En ella «habita María, su madre. Y es precisamente la Madre quien le muestra a Jesús».

5.- «Podemos imaginar el asombro de los Magos ante el Niño en pañales. Solo la fe les permitió reconocer en la figura de aquel niño al Rey que buscaban». «Seguramente se habían imaginado de modo diferente a este Rey recién nacido. […] Sabían que para cambiar el mundo hace falta disponer de poder. Por eso, no podían buscar al niño de la promesa sino en el palacio del Rey. No obstante, ahora se postran ante una criatura de gente pobre. […] Debían, pues, aprender que Dios es diverso de como acostumbramos a imaginarlo. Debían cambiar su idea sobre el poder, sobre Dios y sobre el hombre y así cambiar también ellos mismos».

6.- «En el altar está presente aquel a quien los Magos vieron acostado entre pajas. Iluminados por la Palabra, siempre es en Belén —la “Casa del pan”— donde podremos tener ese encuentro sobrecogedor con la indecible grandeza de un Dios que se ha humillado hasta el punto de hacerse ver en el pesebre y de darse como alimento».

7.- «La adoración comprendía también sus presentes. […] Querían reconocer a este niño como su Rey y poner a su servicio el propio poder y las propias posibilidades, […] servir junto a él a la causa de la justicia y del bien en el mundo. […] Pero ahora aprenden que esto no se puede hacer simplemente a través de órdenes impartidas desde lo alto de un trono. Aprenden que deben entregarse a sí mismos».

8.- «En el viaje de retorno, los Magos tuvieron que afrontar seguramente peligros, sacrificios, desorientación, dudas… ¡ya no tenían la estrella para guiarlos! Ahora la luz estaba dentro de ellos. Ahora tenían que custodiarla y alimentarla con el recuerdo constante de Cristo, de su rostro santo, de su amor inefable».

9.- «Buscad la comunión en la fe como compañeros de camino que juntos continúan el itinerario de la gran peregrinación que primero nos señalaron los Magos de Oriente. La espontaneidad de las nuevas comunidades es importante, pero es asimismo importante conservar la comunión con el Papa y con los obispos. Son ellos los que garantizan que no se están buscando senderos particulares».

10.- «En los Magos se verificaron dos cosas: primero buscaron, luego encontraron y adoraron. Muchas personas hoy están en búsqueda. […] Deben darse siempre ambas cosas. Debemos respetar la búsqueda del hombre, sostenerla, hacerle sentir que la fe no es simplemente un dogmatismo completo en sí mismo, que apaga la búsqueda, la gran sed del hombre, sino que por el contrario proyecta la gran peregrinación hacia el infinito; que nosotros, en cuanto creyentes, al mismo tiempo buscamos y encontramos».