Aunque avance el aborto, no tiremos la toalla
Se obvia a los no nacidos y a los padres en un texto que se tramita sin recabar el parecer de órganos consultivos o expertos
El pasado jueves, cuando la opinión pública discutía sobre los cambios del Código Penal y la quiebra de la separación de poderes, el Congreso de los Diputados sacó adelante la reforma de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo para que las niñas de 16 y 17 años aborten sin consentimiento paterno. El texto —que ahora continúa su tramitación en el Senado— también elimina el periodo de reflexión de tres días y la obligación de entregar información sobre recursos de apoyo a la maternidad; abre la puerta a perseguir a los médicos objetores de conciencia, y denuncia, eso sí, los vientres de alquiler.
La modificación de la también conocida como ley Aído —todavía pendiente del pronunciamiento del Tribunal Constitucional— fue respaldada por 190 diputados encabezados por los de los grupos del Gobierno, PSOE y Unidas Podemos. Estos afirmaron cosas como que «solo amplía derechos para que las mujeres puedan elegir ser madres o no», que «nadie mejor que una mujer para decidir libremente qué hace sobre su cuerpo» o que por fin se acaba con el «tutelaje» de las menores. De lo que no hablaron, sin embargo, fue de que se obvie a los no nacidos y a los padres en un texto que se tramita discretamente, sin un debate sereno y sin recabar el parecer de órganos consultivos o expertos.
Con este movimiento o la inminente ley trans Sánchez y sus socios buscan implementar su agenda ideológica al completo antes del final de legislatura, cueste lo que cueste. Para hacer frente a este frenesí legislativo no valen ni valdrán los conformistas o los derrotistas. Como ya recogimos al conocer la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de anular la sentencia del caso Roe contra Wade hace unos meses, no se puede tirar la toalla pensando que la ley del aborto es irreversible. Hoy más que nunca toca encontrar razonamientos compartidos con grupos y personas que tampoco están dispuestos a dar una vida por perdida.