25 años trabajando juntos, sentados en la misma banqueta, tocando el mismo piano, hacen que los dos protagonistas de esta historia pasen por una crisis de fe en ellos mismos y en la vida que han elegido. Una crisis de pareja… artística en toda regla. En un entorno idílico de los Alpes, rodeados de belleza y aire puro, sin presiones ni agobios, no son capaces de tocar una sola nota, ni de ensayar la próxima gira que deben realizar por Japón.
La casa a la que su representante les ha enviado, solitaria y maravillosa, utilizada como retiro inspirador por otros artistas de renombre como el mismísimo Rostropovich, es el lugar perfecto para sacar todo lo que llevan acumulado, tomar un poco de distancia y disfrutar de la mutua no-compañía. El carácter de Vladimir (Ricard Borrás) más paranoico y rebuscado, choca profundamente con el de Pablo (Pep Ferrer) más sosegado y satisfecho.
Es por tanto Vladimir el que resulta más sensible a lo paranormal que les rodea, la melodía del chelo de Rostropovich que suena cada dos por tres, o la banqueta del piano que utilizan para tocar a dos manos. Esa banqueta que llevan más de dos décadas compartiendo, muy pegados el uno al otro, es el objeto poseído que resulta tener vida propia.
Así, cuando los dos comienzan a «desembuchar» reproches y rencillas oxidadas, vanidades, miedos y piques durante sus años de profesión juntos, la banqueta comienza a sufrir la erosión de los insultos y empieza a encoger, se encoge y se encoge, tanto que incluso llega a desaparecer.
El alud que desune a los protagonistas es inevitable. Fuera de su entorno y su ambiente de trabajo, de su rutina y su familia, estos artistas se convierten en peces a los que les sobra todo: tiempo, comida, paz, el aire puro del Tirol y las dichosas montañitas con sus laderas verdes. Fuera de su pecera se sienten raros, vagos, y el diablo cuando no tiene nada que hacer, mata moscas con el rabo.
Con la excelente dirección de Paco Mir, la obra de Gerald Sibleyras que llega a España precedida por su éxito en Francia, es una oda a la amistad desanimada, a esos momentos de crisis que tenemos todos y que a veces surgen por una tontería, y poco a poco se convierten en una bola de nieve que arrasa montaña abajo y puede ser mortal.
Gracias a Dios, el humor y el amor pueden salvar estas cosas, porque una vida juntos no se tira por la ventana así como así, ¿cierto?
★★★★☆
Calle Galileo, 39
Quevedo
OBRA FINALIZADA