Así eran las santas mujeres del Imperio español
El Meadows Museum de Dallas dedica una exposición a ilustraciones y grabados de mujeres del Imperio español que fueron santas y rompieron cánones
Es difícil que un estadounidense admita que otro país es mejor que ellos en algo. No obstante, varias veces les he escuchado admitir que España destaca en los santos que han salido de ella. No es nada raro encontrar imágenes de santa Teresa, por ejemplo, en cualquier iglesia grande o pequeña de este vasto país. El Meadows Museum de Dallas inauguró una exposición el pasado septiembre donde se recuerda este resultado del fervor español y se contempla cómo la mujer empezó a abrirse hueco de participación, autonomía y reconocimiento dentro de la Iglesia católica.
El Meadows es una de las principales instituciones de Estados Unidos centrada en el estudio y la presentación del arte de España. En 1962, el empresario y filántropo Algur H. Meadows donó su colección de pinturas españolas, así como los fondos para la puesta en marcha de un museo, a la Universidad Metodista del Sur (SMU). El museo se abrió al público en 1965 y fue el primer paso para cumplir la visión de Meadows de crear «un pequeño Prado para Texas».
La muestra, titulada La imagen de las santas mujeres en el Imperio español, 1620-1800, expone una serie de grabados, dibujos y libros ilustrados que reflejan cómo las santas mujeres de este periodo trabajaron por la reforma de ciertas limitaciones de la Iglesia y de la sociedad. Las obras examinan la promoción de un modelo idealizado de santidad femenina a través de la cultura visual y, al mismo tiempo, revelan cómo las mujeres, a pesar de las instituciones patriarcales, consiguieron convertirse en activas líderes espirituales, místicas, autoras y mecenas.
Evidentemente, en la España de la era moderna la desigualdad entre hombres y mujeres en cualquier ámbito era muy acentuada. Las regulaciones de la Iglesia y de los reyes para los conventos de mujeres eran mucho más estrictas que las de los de hombres. Un ejemplo de esto sería la promulgación de códigos por los Reyes Católicos que limitaban la autonomía de los conventos femeninos y dejaban su gestión en manos de otros conventos de varones. Otro ejemplo fue la medida disciplinaria del Concilio de Trento, que impedía la salida al exterior de las monjas. La participación de la mujer, no solamente en la Iglesia, sino en la vida pública en general, era muy limitada. La Iglesia se refugiaba en las enseñanzas de san Pablo sobre la conducta de la mujer para defender medidas como que no debía hablar en público o tener cualquier otra vida fuera de la doméstica y matrimonial.
Sin embargo, la santidad arrasadora de mujeres como Teresa de Ávila o Rosa de Lima dejó una inevitable manifestación del potencial de la feminidad en la vida pública y religiosa, más allá del ideal del aislamiento y la castidad. El legado de estas destacables mujeres aportó también una nueva luz y reconocimiento de otras santas mujeres predecesoras como María Magdalena.
Estas imágenes que se exponen en el Meadows Museum acompañaban los libros de oraciones, las hagiografías y las biografías de las monjas, que circulaban ampliamente gracias a la proliferación de la imprenta como medio de comunicación. Los artistas enfatizaban la ejemplaridad de estas mujeres, dotando a las composiciones de símbolos de la virtud femenina. La exposición, procedente en gran parte de la colección de la Biblioteca Bridwell de la SMU, está comisariada por la becaria del Centro para España en América del Meadows, Miranda Saylor.
Entre otras piezas, destacan un extraordinario grabado que representa a santa Teresa predicando (1679), un frontispicio con la monja mexicana sor Sebastiana Josefa de la Santísima Trinidad (1765) y un raro manuscrito iluminado encargado para el convento de Santa Clara de Palma de Mallorca (1780-1800). A ellos se suman obras de la colección del Meadows, así como préstamos de la Biblioteca DeGolyer de la SMU y de una colección privada.