Carta de agradecimiento al cardenal Rouco de la familia Cerón-Alonso. Una familia JMJ - Alfa y Omega

Carta de agradecimiento al cardenal Rouco de la familia Cerón-Alonso. Una familia JMJ

«Si te tienes que ir, vete», le dijo la que entonces era su novia, en el encuentro vocacional tras la JMJ de Santiago. Cuenta su marido: «Y efectivamente sentí la llamada del Señor, pero no como yo pensaba…». Esto fue en agosto de 1989. En la última JMJ, la de Madrid, han participado como voluntarios, con dos de sus tres hijos. «Fueron unos días agotadores, pero probablemente los mejores de nuestras vidas», le dicen al cardenal Rouco, en esta carta de agradecimiento, escrita, en nombre de toda la familia, por el padre, José Manuel:

Colaborador
La familia en esos días.

Queridísimo Padre: Aunque ya casi ha pasado un año del final de los actos con motivo de la JMJ del 2011 que celebramos en Madrid y que tantas bendiciones ha traído a nuestra diócesis, no podemos dejar de alabar al Señor por todas ellas, que han sido numerosas y muy especiales en el caso de nuestra familia, y que queremos poner en su conocimiento para que pueda usted también unirse a nosotros en nuestra acción de gracias por el amor que nos ha mostrado gracias a su iniciativa de organizar dos Jornadas Mundiales de la Juventud: Santiago 1989 y Madrid 2011.

Nuestro matrimonio surgió de aquellos días, pasados en el Monte del Gozo, con nuestro amado Juan Pablo II. Todavía resuena en nosotros aquel ¡No tengáis miedo! En aquel tiempo, ya éramos novios Mari Jose y yo, jóvenes miembros de una parroquia del Madrid antiguo que nos empeñamos en acudir a aquella peregrinación. Y como en nuestra parroquia no surgió grupo para ir, acudimos invitados por los jóvenes de la parroquia de San Sebastián, que conocimos a través de un sacerdote.

Juan Pablo, en la Fundación San José, durante la JMJ.

Yo había vuelto del servicio militar, durante el cual sentí que el Señor me llamaba, lo que me planteó la posibilidad de renunciar al matrimonio y entrar al Seminario, cosa que hablé con Mari Jose. Supongo que debió de ser duro para ella.

Tras las jornadas con el Papa, el grupo con el que íbamos continuaba su peregrinación a Zaragoza (curiosamente, donde hice la mili y sentí aquella llamada de Dios), para tener un encuentro vocacional en la Plaza del Pilar, en el que habló Kiko Arguello. Cuando Kiko, ante la imagen de Nuestra Señora del Pilar, pidió que aquellos que sintieran la llamada del Señor se pusieran en pie, Mari Jose me soltó la mano y me dijo: «Si te tienes que ir, vete». Y efectivamente sentí la llamada del Señor, pero no como yo pensaba, sino que me llamaba al matrimonio con aquella mujer que era capaz de renunciar a sus planes por los de Dios. Esto fue en agosto del 89. Nos casamos el 15 de diciembre de 1990 en la parroquia de San Sebastián.

Universalidad y donación

Tenemos tres hijos: María, nacida en 1994, de forma milagrosa, porque los médicos nos dijeron que no podríamos tener hijos, pero ésa es otra historia…; Juan Pablo, nacido en 1995, minusválido psíquico, diagnosticado como síndrome de Asperger; y por último Cristina, nacida en el 2001. Excepto Cristina, que es demasiado pequeña, todos hemos participado en la JMJ de Madrid: Mari Jose, como enfermera en la parroquia de San Sebastián, durante las catequesis de los obispos brasileños; María, como voluntaria, acompañando a un grupo de ciegos de FIDACA (la Federación Internacional de Ciegos Católicos); Juan Pablo participó como peregrino con los discapacitados, y estuvo en el acto de la Fundación San José acompañado por su tía Pilar. Y yo estuve trasladando con mi coche a los obispos de Brasil que catequizaron en la parroquia de San Sebastián. También ayudamos con el grupo de ciegos de FIDACA toda la familia, acompañándolos en Cuatro Vientos. Toda una experiencia.

Pasados los meses, todos coincidimos en que fueron unos días agotadores, pero probablemente los mejores de nuestras vidas. Para nuestros hijos ha sido una experiencia estupenda en la que han podido sentir la universalidad de la Iglesia y la satisfacción de la donación a los demás, y para el matrimonio ha significado un sello del amor que Dios nos tiene y que nos ha mostrado a través de las JMJ.

Queremos darle a usted las gracias por haber tenido una participación tan directa en el desarrollo y organización de estas Jornadas que tanto han significado para nuestra familia, tanto la de Santiago como la de Madrid; y le enviamos nuestra experiencia con la única intención de que pueda ver alguno de los frutos que el Señor nos está regalando, y así compartir nuestra alegría y agradecimiento. Queridísimo Padre, rezamos por usted y le rogamos que lo haga por nosotros que, con amor filial, pedimos su bendición.

José Manuel, María José, María, Juan Pablo y Cristina