Alternativa crítica - Alfa y Omega

El curso eclesial ha comenzado con un aire un poco viciado por los dimes y diretes sobre el final del pontificado, por análisis inconsistentes sobre un futuro no sabemos hasta qué punto cercano. Es curioso que nadie haya reparado en un discurso de Francisco durante su viaje a Canadá, donde afronta un punto clarificador de su pontificado y, además, discriminante cara al futuro. Me refiero a la homilía durante las vísperas en la catedral de Notre-Dame de Quebec, en la que el Papa plantea la posición adecuada para afrontar el fenómeno de la secularización, que ha provocado que Dios desaparezca del horizonte vital de tantas personas de nuestro tiempo.

Según Francisco hay una mirada sobre este fenómeno que nace de una fe que, sintiéndose atacada, se concibe como una armadura para defenderse de un mundo percibido como fundamentalmente malo. Esta mirada conduce a encerrarnos en la ciudadela, genera resentimiento y esteriliza la misión. La alternativa que propone el Papa es una mirada que discierne, que reconoce los extravíos y oscuridades de este momento histórico, pero sin dejar de advertir el deseo insatisfecho y la búsqueda de los hombres y mujeres de nuestra época. En esta mirada lo que predomina es la misma pasión por la felicidad de las personas que condujo a la encarnación del Hijo de Dios. Citando al sociólogo canadiense Charles Taylor, Francisco habla de una oportunidad para generar nuevas formas de hacer presente la vida cristiana. Esta dinámica se ha desplegado a lo largo de toda la historia cristiana, hace falta implorarla al Espíritu y también favorecerla desde la guía eclesial.

El punto de partida no puede ser el lamento por las posiciones perdidas ni la condena de los males del mundo, sino el asombro agradecido por el tesoro de la fe y la pertenencia a la Iglesia, tal como dijo a los cardenales en la clausura del consistorio. Esta es la alternativa crítica para la misión de la Iglesia, también para discernir el perfil del nuevo Papa que, antes o después, naturalmente, vendrá. Es una alternativa que no se somete al torpe y fatuo esquema de conservadores y progresistas, el único que siguen manejando (qué cansancio) la mayoría de los analistas.