Francisco relanza su mensaje de fraternidad en Kazajistán - Alfa y Omega

Francisco relanza su mensaje de fraternidad en Kazajistán

A punto de concluir la visita del Pontífice a este país, el obispo de Almatí espera que la pequeña comunidad católica del país descubra su «responsabilidad» para sacar adelante sus ideas

María Martínez López
El presidente, Kasim-Yomart Tokaev, da la bienvenida al Papa en el palacio presidencial
El presidente, Kasim-Yomart Tokaev, da la bienvenida al Papa en el palacio presidencial. Foto: Reuters / Remo Casilli.

Con la lectura de la declaración final del 7º Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales celebrado en Nursultán, el Papa Francisco se despedirá este jueves de Kazajistán. José Luis Mumbiela, obispo de Almatí, al sur del país, no sabe si el texto alcanzará la relevancia del Documento sobre la fraternidad humana suscrito en 2019 en Abu Dabi. Pero no duda de que el Pontífice «ha visto este congreso como una plataforma para lanzar al mundo, una vez más, su mensaje de fraternidad». Quita importancia así a que el patriarca ruso, Cirilo, no haya acudido al país y no hayan podido dialogar sobre Ucrania.

Kazajistán
Población:

19,4 millones

Religión:

Musulmanes, 70 %; ortodoxos, 25 %, y católicos, 1 %

Por otro lado, Francisco es el líder mundial de más nivel en visitar Kazajistán tras la crisis de enero pasado, que desencadenó un proceso de reforma para soltar lastre postsoviético. Esto, al margen de los matices que ha hecho el Santo Padre, «denota confianza por parte de la Santa Sede hacia este Gobierno» y su proyecto, y un apoyo a que mantenga la apuesta por la concordia étnica y religiosa. En este sentido, Mumbiela espera que su presencia marque también «una nueva etapa para el congreso», con más «contenido» y compromisos.

La brevedad de la visita, de menos de 48 horas, ha reducido el resto del programa al mínimo: encuentro con las autoridades el martes por la tarde; la Misa del miércoles con la comunidad católica y el encuentro de este jueves con el clero y los consagrados. A pesar de ello, los católicos se han volcado. Si bien los que practican la fe son una minoría dentro de la minoría, explica este obispo, originario de Huesca, buena parte de ellos, más de 3.000, han estado con el Pontífice. En muchos casos, asumiendo el esfuerzo físico y económico de viajar 1.000 kilómetros. También han llegado, explica Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná (Nursultán), casi un millar de peregrinos del resto de Asia central —que desde hace un año forma un único episcopado—, varios cientos de Rusia y Bielorrusia y hasta una pequeña delegación de Mongolia. La visita papal se ha percibido como dirigida a «toda nuestra tierra», añade Mumbiela.

Misa en Kamyshenka, cerca de Nursultán. Foto: Servicio Información Católica Asia Central.

Además de participar en los actos con el Papa, los peregrinos han visitado lugares como el santuario de Nuestra Señora Reina de la Paz, en Ozernoe. O Karaganda, donde está la tumba del beato Wladyslaw Bukowinski, sacerdote polaco que estuvo preso en el gulag del mismo nombre y luego permaneció allí y ejerció el sacerdocio clandestinamente. La Iglesia en Kazajistán guarda «la herencia de los mártires y confesores perseguidos en la época comunista», en palabras de Schneider. Lo considera un «privilegio y una tarea», la de «permanecer fieles» y no dejarse influir por el «debilitamiento de la fe» en Occidente.

Al mismo tiempo, explica Mumbiela, se trata de una comunidad «multiétnica como el propio país», con ascendencia europea pero también mestizaje con locales y coreanos. Destaca también su juventud de espíritu. Piensa en los nuevos conversos, para los que está siendo un «don ver a través del Papa a la totalidad de la Iglesia». Pero también alude a los católicos de nacimiento que hasta hace poco «no habían tenido una experiencia viva y cotidiana de la fe» y la están descubriendo «como algo nuevo».

Peregrinos de Mongolia, antes de salir de Ulán Bator, capital del país. Foto: Servicio Información Católica Asia Central.

En los días previos, el obispo de Almatí insistía a los católicos en que Francisco «no viene en primer lugar a vernos a nosotros. Pero si viene al congreso es porque aquí hay católicos» que han contribuido a la fraternidad y a hacerlo posible. Y espera que, además de subrayar la «gran importancia» que «esta pequeña comunidad» tiene para el país, la visita haga descubrir a los católicos su «responsabilidad» a la hora de «sacar adelante las ideas que Francisco lleva en el corazón» y ser, como decía el lema, Mensajeros de paz y unidad.

Laicidad sana y derechos

«Una laicidad sana», afirmó el Papa Francisco en el encuentro con las autoridades kazajas, «que reconozca el rol valioso e insustituible de la religión y se contraponga al extremismo», es «condición esencial para el trato equitativo de cada ciudadano» y favorece «el sentido de pertenencia». Durante su primer discurso en el país, al cierre de esta edición, el Santo Padre hizo hincapié en «el reconocimiento de los derechos» humanos. Aplaudió la abolición de la pena de muerte, y afirmó la importancia de, además, «garantizar la libertad de pensamiento, de conciencia y de expresión». Advirtió de que el camino de democratización es «meritorio y exigente», y pidió que no quede en promesas sin cumplir.

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