Gentes: Pedro Trevijano, sacerdote (en infocatolica.com) - Alfa y Omega

El acto sexual es, en primer lugar, un acto de amor, que busca la felicidad de ambos cónyuges. Cuando una persona ama a su cónyuge, lo natural es querer decírselo a través de su cuerpo, siendo la ternura el lenguaje del cuerpo. Asimismo, el acto conyugal moralmente bueno es expresión tanto de la dimensión unitiva, como de la procreadora, aunque ésta sea solo una posibilidad y se realice en contadas ocasiones; cuando el amor conyugal es verdadero, el deseo latente de un hijo con esa persona a la que se quiere, aflora con espontaneidad. La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás.