«Quiero comulgar porque Dios es parte de mi familia»
Con el nuevo curso, arranca la catequesis en las parroquias. Chenoa no se había planteado hacer la Comunión, pero ahora está encantada. María invita a todos a «aprender sobre Dios»
Hace algo más de un año, Chenoa, de 10 años, vivió uno de los días más especiales de su vida: se bautizó e hizo la Primera Comunión en la parroquia de Nuestra Señora del Buen Suceso, de Madrid. Aunque iba a clase de Religión en su colegio, el Portugal, sabía que no la habían bautizado de pequeña y nunca se había planteado comulgar. No era la única niña de clase en esta situación. Y a su profesora de Religión, Mónica, le preocupaba.
Sobre todo, veía que con la pandemia, algunos niños se habían desconectado de sus parroquias. Otros no podían ir a catequesis porque sus padres trabajaban. También se encontraba con niños que no estaban bautizados. Quizá a sus padres les interesaba la fe, pero cuando eran pequeños no encontraron información sobre cómo hacerlo. O los padres no eran creyentes pero los niños querían dar Religión porque se habían encariñado con Mónica al conocerla en el patio.
La profesora habló con los sacerdotes de su parroquia y les ofreció preparar a estos niños de forma un poco diferente. Luego preguntó a sus alumnos si había alguno que quisiera bautizarse o hacer la Primera Comunión. «Nos dijo cómo es, cómo se prepara, y que es muy bonito», cuenta Chenoa. A ella le gustó la idea.
El grupo que salió de ahí se llamó Narnia, porque en clase habían visto las películas de Las crónicas de Narnia y «nos encantaron», cuenta Chenoa. Para ser narnianos, lo primero que tuvieron que hacer fue hablar con sus padres y decirles que querían bautizarse y hacer la Comunión.
A los que les dieron permiso, Mónica los invitó a ir a los grupos de la parroquia. Si no podían los preparaba ella, siempre fuera de la clase: les daba cosas para leer en casa, y luego hablaba con ellos en algún rato del recreo o al terminar el colegio. A veces ella misma recogía a los niños para ir a la parroquia y los volvía a llevar a casa si sus padres no podían. Incluso les ha ayudado a buscar un vestido o un traje de Primera Comunión gratis si no podían comprarlo.
Así se ha creado una relación muy buena con los niños y sus familias. Una vez, la tía de uno de los niños se acercó a preguntarle «cómo puede hacer la comunión un adulto».
Una de las familias con las que tiene más trato es la de Chenoa y Ainhoa, su hermana pequeña, que también se bautizó con ella en mayo de 2021. Mónica fue su madrina. «Otro día hice la Comunión con mis amigos». Además de la alegría de esos dos días, «ahora siento que me puedo acercar más a Dios, me siento más realizada como persona». La relación con Mónica ha continuado, y este verano las niñas han pasado algunos días de vacaciones con ella. Ainhoa todavía se está preparando para comulgar por primera vez.
Dos años de cuenta atrás
También a María le quedan aún dos años. Tiene 8, y es de la parroquia de San Juan Bautista, también en Madrid. El curso pasado fue el primero que hizo catequesis. «Empecé porque me gustaba mucho el tema de Dios». Cuando «mi profe de Religión y mis padres hablaban de Él», lo que más le llamaba la atención es que «Dios quiere a todas las personas por igual y su amor es infinito». Esta niña tiene muchas ganas de recibir a Jesús, porque «es parte de nuestra familia y le quiero mucho». De momento, cuando llega la hora de comulgar en Misa, ella se acerca al sacerdote con los brazos cruzados sobre el pecho para que le dé la bendición. «Así formas parte de la vida de Dios».
Pero lo que más le gusta a María son los días que toca oratorio. Entonces «vamos a la iglesia, a una sala donde hay sillitas, y hablamos con Dios». Esa sala es una pequeña capilla con el sagrario y «una luz roja, que significa que Jesús está siempre ahí. Yo le digo que cuide mucho a mi familia». Ahora está deseando volver a catequesis. Va con dos compañeras del colegio. Y le gustaría invitar a los compañeros que no van, porque «ayuda mucho a aprender cosas sobre Dios y su vida».
En la parroquia de Nuestra Señora del Buen Suceso y en la de San Juan Bautista, los niños se preparan para la Comunión con los materiales de la diócesis de Madrid, que empiezan con un primer curso de Despertar Religioso. Carlos, el párroco de San Juan Bautista, cuenta que al principio «costó un poco» porque son diferentes a cómo se hacía antes. Pero «los niños aprenden mejor».
A María le gustan mucho las fichas de los cuadernos, y también que «vienen códigos QR para ver una película, y, si es corta, la catequista nos la pone».