«Vuestras alegrías y penas son las nuestras. Hemos vivido como hermanos y como hermanos seguiremos viviendo»: así escriben los obispos católicos de Siria, en un mensaje en el que deploran el asesinato de un sacerdote ortodoxo; en su funeral, un coche bomba asesinó a varias personas más. Las fotos son suficientemente elocuentes.
También en Nigeria, un nuevo atentado de un terrorista suicida ha causado la muerte a numerosos fieles que participaban en la Misa dominical. El Presidente nigeriano asegura que redoblarán su lucha contra el terrorismo, pero de las palabras a los hechos hay un gran trecho. El arzobispo católico de Kaduna ha condenado un acto tan bárbaro, y ha solicitado una más eficaz actuación de las Fuerzas de Orden público. El Sínodo de los Obispos, que acaba de concluir, ha hecho público un mensaje en defensa de la libertad religiosa y ha recordado, con agradecido amor, a los cristianos que mueren y sufren persecución en todo el mundo.