El obispo de Matagalpa acusado de conspirar contra el Estado
Rolando Álvarez está en «arresto domiciliario» desde hace casi una semana. Se teme que Ortega ponga fin a la situación con el encarcelamiento del obispo
El régimen de Daniel Ortega está investigando al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, al que acusa de conspiración para atentar contra las autoridades del Estado. Bajo ese pretexto, la policía sandinista, dirigida por el consuegro de Ortega, mantiene retenido en «arresto domiciliario» al obispo de Matagalpa. Álvarez, junto a otros seis sacerdotes y seis laicos, permanece en el obispado con la policía rodeando el edificio. El prelado, muy crítico con el régimen de Nicaragua, fue retenido incluso días antes de que se formalizara la acusación contra él. Desde 2018 el matrimonio Ortega-Murillo mantiene una cruzada contra la Iglesia católica nicaragüense a la que llegó a acusar de tramar un golpe de estado.
«Ante la situación que se ha generado nuevamente en el departamento de Matagalpa, bajo el auspicio de las altas autoridades de la Iglesia católica, diócesis de Matagalpa, encabezada por el obispo, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, quienes prevaliéndose de su condición de líderes religiosos, utilizando medios de comunicación y redes sociales, están intentando organizar grupos violentos, incitándolos a ejecutar actos de odio en contra de la población, provocando un ambiente de zozobra y desorden, alterando la paz y la armonía en la comunidad con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales», se lee en el comunicado de la policía con el que pretende justificar el arresto del obispo. Dicha nota añade que las fuerzas del orden han tenido que intervenir contra Álvarez «para garantizar la paz y la seguridad ciudadana» y proteger a la población. Y concluye: «Las personas investigadas se mantendrán en sus casas».
Por su parte, el obispo asegura que está «con paz en el corazón». Allegados a Álvarez y a las personas que lo acompañan han confirmado que, de momento, todos se encuentran bien y tienen todavía comida.
«Recuerden amadísimos hermanos: el miedo paraliza, la desesperanza auto sepulta, y el odio es la muerte del corazón. Al odio se le responde con el amor, a la desesperanza con la esperanza viva, y al miedo con la fortaleza y la valentía que nos da el Cristo glorioso y resucitado, el Cristo de la Iglesia», señaló el obispo en una de sus homilías de estos días de cautiverio. Su secuestro domiciliario comenzó hace casi una semana y el mayor temor ahora es que Ortega decida poner fin a la situación llevándose al obispo a prisión.
Los obispos nicaragüenses han cerrado filas en torno a su hermano en el episcopado. «Queremos expresar nuestra fraternidad, amistad y comunión episcopal con él, ya que esta situación nos toca el corazón como obispos e Iglesia nicaragüense, pues si un miembro sufre, todos sufrimos con él», indica el comunicado emitido por la Conferencia Episcopal Nicaragüense sobre la situación del obispo de Matagalpa. Hacen además un llamamiento a la paz y, citando un discurso de Benedicto XVI, se muestran abiertos «a la colaboración con todas las autoridades nacionales e internacionales para cuidar este bien universal tan grande».
Varios organismos internacionales, así como Iglesias hermanas en Centro América y Sudamérica, se han pronunciado en contra de esta persecución y hostigamiento que está sufriendo la Iglesia nicaragüense, en este caso, dirigidos contra el obispo de Matagalpa.