Un rodaje entre ayer y hoy sobre la «luminosa» labor de las Oblatas
Si todas las puertas se cierran cuenta la vida de Antonia María de Oviedo y el trabajo de las religiosas que fundó por las mujeres víctimas de trata
Hace ya algunos años, el director de cine Antonio Cuadri tuvo la oportunidad de ver de cerca el trabajo de las Oblatas del Santísimo Redentor con las mujeres víctimas de trata. Ya conocía su labor, porque su mujer es educadora social y ha trabajado en varios proyectos de acogida e integración social que las religiosas ofrecen a estas mujeres. De esta manera, una noche «fui con ellas y las vi a acercarse a estas mujeres en medio del frío, en calles oscuras y junto a carreteras inhóspitas, simplemente para darles un café y una manta y empezar con ellas una relación muy natural. A mí vivir eso me impresionó y me tocó mucho», afirma Cuadri.
Esa experiencia fue el germen de una colaboración con las religiosas que, en un primer momento, tomó la forma de una pequeña obra de teatro escrita con motivo del 150 aniversario de la apertura de la primera casa de las Oblatas. Hoy esa toma de contacto continúa como una película que verá la luz el año que viene, coincidiendo con la conclusión del bicentenario del nacimiento de Antonia María de Oviedo, fundadora de la congregación.
La cinta lleva por título Si todas las puertas se cierran, y cuenta la historia de varias mujeres, separadas en el tiempo y en el espacio. Una de ellas es Antonia María, que a lo largo del filme irá descubriendo su personal llamada a entregar su vida al cuidado de las mujeres que ejercen la prostitución. Las otras viven en nuestros días: Rebeca es una profesora de un colegio de Madrid que da clase a Alika, una niña de 6 años cuya madre, Sharik, fue vendida siendo adolescente a un traficante de personas que la llevó a España para prostituirla.
Acabar con la prostitución
El rodaje está a punto de concluirse en Madrid después de pasar por Ciudad Rodrigo, Salamanca, Sevilla y Roma, y ha contado con actores de la talla de Roberto Álvarez, Carlos Iglesias, Ruth Gabriel o Pastora Vega. «Cuando recibí el guion de la película me quedé alucinada por el tema que aborda y porque he descubierto a una mujer increíble como Antonia María de Oviedo», cuenta Pastora Vega a Alfa y Omega. «Me impresionó todo lo que llegó a hacer en un ambiente tan difícil como el que ella vivió. Además, todos los paralelismos que tiene la historia con la actualidad me hicieron decir que sí al papel».
En este sentido, la actriz señala que el tema de la trata de mujeres con fines de explotación sexual «es muy delicado y hay muchos responsables. No se puede hablar de la prostitución solo como la única salida que tienen estas mujeres para sobrevivir. Tenemos que darnos cuenta de que los que se aprovechan de ellas y los que trafican con sus vidas también son responsables». «Hay que acabar con la prostitución», concluye Pastora Vega, mencionando el trabajo de investigación de otra actriz, Mabel Lozano, «por todo lo que tiene este fenómeno de trata y manipulación, y por todos los elementos denigrantes que conlleva».
«Es una realidad descarnada», confirma Cuadri, quien, al mismo tiempo, subraya el trabajo que hacen las Oblatas desde su fundación, «trayendo esperanza y una luz al final del túnel para tantas personas» atrapadas en estas redes. Esa labor «callada y entregada, de dar y de darse a sí mismas», hace que muchas de estas mujeres tengan a día de hoy «una nueva vida».
Por este motivo, el director onubense espera que tras el estreno de la cinta el espectador salga del cine conociendo «la realidad luminosa de quienes se entregan de manera gratuita por mejorar la vida de estas personas».
Uno de los atractivos de Si todas las puertas se cierran es la aparición de Toyemi. Esta joven de 21 años llegó a España en el seno de su madre cuando cruzó el Estrecho en patera, procedente de Nigeria. En ese momento estaba embarazada de ocho meses y dio a luz a Toyemi ya en nuestro país.
El año pasado, la joven llegó a la final del concurso musical La Voz y tras esa experiencia se ha lanzado ahora al mundo de la actuación. En su primer papel como actriz interpreta a Sharik, una joven que ha sido prostituida y que, tras dar a luz a una niña, trabaja sirviendo copas en un club. «Creo que la película expone un fenómeno que quizá una parte de la sociedad no quiere ver, algo de lo que muchos prefieren no hablar», cuenta Toyemi, quien espera que tras ver el filme la gente salga «con más empatía por este tipo de situaciones».
Para la actriz, «estas mujeres no están ahí porque ellas quieran. No todo el mundo tiene los mismos recursos». Por eso, «hace falta más perspectiva y preguntarnos de vez en cuando por lo que estamos permitiendo que suceda a nuestro alrededor».