Evangelizar para «despertar la inquietud por evangelizar»
El padre Andrea Brugnoli, fundador de la iniciativa diocesana de evangelización Centinelas del mañana, vendrá este fin de semana a Madrid para impartir a los jóvenes madrileños un Curso base de evangelización. El objetivo «no es sólo evangelizar en la calle, sino despertar en los cristianos la inquietud por evangelizar». Estos días, se multiplican las iniciativas para ayudar a los jóvenes a ser misioneros en distintos ámbitos
La evangelización no es un añadido, un complemento a la vida de fe, sino una parte esencial de la misma. Lo dejaron claro la llamada de los Papas a la nueva evangelización y la convocatoria del Año de la fe. En España, la Jornada Mundial de la Juventud y el I Congreso Nacional de Pastoral Juvenil de Valencia animaron a los jóvenes a salir a la calle, tanto literal como metafóricamente, para compartir su fe con los demás. Esta labor continuará este fin de semana, en Madrid, con el Curso base de evangelización, que organiza la Delegación diocesana de Infancia y Juventud dentro del contexto de la Misión Madrid. El encargado de impartir este curso será el padre Andrea Brugnoli, responsable de la iniciativa diocesana de evangelización Centinelas del mañana, nacida en Verona (Italia).
Este encuentro contará con la colaboración especial de cuatro jóvenes madrileños que, invitados por el padre Brugnoli, viajaron hace dos semanas a Verona para conocer in situ la labor de los Centinelas y participar en su proyecto más conocido, Una luz en la noche. Esta avanzadilla, que ya ha vivido la evangelización en primera persona, será una importante ayuda para animar al resto de participantes del curso. Entre ellos está Gema Úbeda, que califica la visita a Verona como «un fin de semana que no me ha dejado indiferente. Estuvimos allí sólo un día entero, pero fue muy intenso».
Una luz en la noche es un proyecto de evangelización en la calle. Empieza con una sesión de formación, adaptada al grado de experiencia de los jóvenes. Tras la cena fraterna y un rato de oración ante el Santísimo, comienza la evangelización en sí. Los jóvenes se dividen en cuatro grupos: unos salen a las calles, por parejas, para hablar con la gente e invitarla a entrar a una iglesia. Allí, otros los acogen y les ofrecen rezar o, si están dispuestos, confesarse. Mientras, otros dos grupos se encargan, respectivamente, de rezar por los misioneros y de crear un ambiente de oración propicio mediante la música, que está «muy cuidada». Toda la experiencia «fue bastante fuerte. Durante todo el rato estuvo entrando gente, algunos se confesaban… Pienso que algo así es posible por la disposición que tienen los Centinelas, por toda la oración que hay detrás, y porque la gente a la que se acercan en la calle ve a jóvenes totalmente enamorados» de Dios.
También Eva María Rodrigo, de Acción Católica, estuvo en Verona; y volvió «bastante impresionada. Se veía a jóvenes cristianos comprometidos, amables, felices; y vimos que esta evangelización da fruto: algunos de los que ahora son centinelas era gente que se ha implicado en la Iglesia», porque, un día, otros misioneros les abordaron a ellos. Eva resalta que el primer objetivo, tanto de Centinelas del mañana como del curso de este fin de semana, «no es sólo evangelizar en la calle, sino despertar en los cristianos la inquietud por evangelizar. Tienen otras actividades, como las células evangelizadoras, para aprender a evangelizar en el día a día». Desde que volvió, «tengo muchas ganas de hacer el curso, y animo a ir a todo el que me pregunta. También lo he compartido en Acción Católica; y de cara al curso que viene, queremos ver cómo hacerlo».
El primer fruto de toda experiencia de misión es el fortalecimiento de la propia fe. Esto lo saben tanto quienes salen a las calles de su ciudad para evangelizar, como quienes viajan a otros países para participar en la misión ad gentes. Precisamente el fin de semana pasado, 130 jóvenes de toda España participaron en Madrid en el X Encuentro misionero organizado por Obras Misionales Pontificias (OMP), bajo el lema De la misión a la fe. Y viceversa. Los jóvenes pudieron escuchar el testimonio, por ejemplo, de sor Sabina Iragui, una Hija de la Caridad que vivió el genocidio de Ruanda, en 1994, y la epidemia de cólera que sucedió después; o el de Dunia María, de origen marroquí y educada en el Islam, que conoció el cristianismo trabajando en campos de trabajo misioneros, se bautizó y ahora es religiosa. Durante el encuentro, se grabó también un vídeo para la JMJ de Brasil en el que los jóvenes compartían su testimonio.
El Año de la fe es también –afirmó Benedicto XVI al convocarlo– una llamada a intensificar el «testimonio de la caridad». Por ello, entidades como Cáritas, Manos Unidas, la Comunidad de San Egidio, o las Hijas de la Caridad quieren reflexionar juntas sobre El voluntariado como canal de evangelización de los jóvenes. Saben bien que trabajar en actividades caritativas puede servir para acercar a algunos jóvenes a Cristo. El encuentro, que tiene como lema Conmigo lo hicisteis, se ha organizado en el contexto de Misión Madrid y tendrá lugar este sábado en la parroquia San Juan de la Cruz, de Madrid.