Con motivo de la reforma en marcha de la ley de educación, hemos vuelto a escuchar muchas cosas inexactas y confusas sobre la clase de Religión y sobre la posible alternativa. No os dejéis confundir. Todo sigue igual para vosotros, los padres. Podéis –y bien sabéis que los padres católicos debéis– inscribir a vuestros hijos a la clase de Religión o, en su caso, procurar que ellos mismos se inscriban. Que nadie os estorbe ni engañe. Es vuestro derecho propio y constitucional. El Estado, la Administración educativa de la Comunidad, los colegios y los institutos tienen la obligación de facilitaros el ejercicio real de este derecho fundamental, que a vosotros os asiste y a nadie perjudica. Pedidlo aunque no os lo ofrezcan, o os intenten disuadir.
El estudio de la Religión en la escuela es un instrumento precioso para que los niños, los adolescentes y los jóvenes crezcan en el conocimiento de todo lo que significa su fe cristiana. Comprenderán que creer en Dios ilumina las preguntas más profundas que llevan en el alma; asimismo, comprenderán que Jesucristo es la revelación plena del misterio de Dios y del ser humano, por lo cual es el modelo para su existencia. En la clase de Religión, conocerán y podrán adquirir una serie de principios y criterios, de virtudes y de valores, sin los cuales el ser humano queda expuesto en su vida al albur de modas y de manipulaciones; en estos momentos de crisis y de corrupción en tantos órdenes de la vida, deberíamos volver a valorar la necesidad que tenemos de principios éticos y morales para superar bien la crisis moral y social que padecemos.
Además, entenderán la cultura en la que vivimos, cuyos valores y expresiones artísticas y de todo orden hunden sus raíces en la fe cristiana; sin el cristianismo, es imposible conocer nuestra propia historia y cultura. Aprenderán a valorar lo bueno que hay en otras religiones y a respetar la dignidad sagrada de todos los hombres, creyentes o no, afines o diferentes. Finalmente, adquirirán una visión armónica del mundo y de la vida que les capacitará para ser personas más felices y ciudadanos más libres y responsables, constructores de una sociedad solidaria y en paz.