Cuando la Virgen apenas recibió el anuncio de que su prima Isabel estaba embarazada, fue rápidamente, no dijo: ahora yo estoy embarazada, tengo que cuidar mi salud, mi prima tendrá sus amigas que quizás la ayuden. Es muy lindo pensar esto de la Virgen, de nuestra madre, que va rápidamente, porque tiene esto dentro: ayudar, va para ayudar no va a gloriarse y a decir a su prima: Escucha, ahora mando yo, porque soy la mamá de Dios. No, no hizo eso, fue a ayudar, y la Virgen es siempre así, es nuestra madre que siempre viene rápidamente cuando tenemos necesidad. Sería bello agregar a las letanías de la Virgen una que diga así: Señora que vienes rápidamente, ora por nosotros, porque ella va siempre rápidamente, no se olvida de sus hijos. Cuando sus hijos están en dificultad, la invocan, ella rápidamente viene y esto nos da una seguridad de tener la Madre al lado siempre. Y se camina mejor en la vida cuando tenemos la madre cerca.
De homilía en parroquia de Santos Isabel y Zacarías (26-V-20013)
La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos humanos, es el rostro con el que Dios se ha revelado a sí mismo, no desde lo alto de un trono, sino caminando con la Humanidad. Dios ha caminado con su pueblo en la historia del pueblo de Israel, y Jesús caminó siempre con nosotros y nos prometió el Espíritu Santo, que es fuego, nos enseña todo lo que no sabemos, nos guía en nuestro interior, nos da buenas ideas e inspiraciones. Hoy alabamos a Dios. Lo alabamos y le damos las gracias, porque Él es Amor, y porque nos llama a entrar en el abrazo de su comunión, que es la vida eterna.
Del rezo del ángelus (26-V-20013)