En Europa se ha hecho mucha historia en el medio siglo desde la muerte de Robert Schuman. La paz entre los Estados-nación que, con tanta frecuencia, habían sido enemigos, la prosperidad que disfruta un número sin precedentes de ciudadanos ordinarios, y la forma constructiva y cooperativa en la que se hace política dentro de la familia europea de naciones, debe ser atribuida en gran medida a la visión de Schuman. La Unión Europea, fruto de un experimento único de cooperación transnacional iniciado con la Declaración Schuman del 9 de mayo de 1950, ha traído una paz a largo plazo a un continente herido con mucha frecuencia por la guerra, y ha creado entre las naciones un espíritu de solidaridad que ha transformado la vida social y económica de Europa.
El legado de Robert Schuman, sin embargo, es vulnerable. La crisis financiera de 2008 y sus consecuencias económicas, si no se manejan sobre la base de los principios que Schuman planteó hace más de 60 años, corren el riesgo de socavar mucho de lo que la Unión Europea ha logrado. La actual crisis está afectando a la sociedad europea a todos los niveles y causando mucho dolor, en particular entre los más vulnerables de nuestro continente. El Papa Francisco ha centrado repetidamente los pensamientos de los políticos y ciudadanos europeos en los aprietos de los nuevos pobres.
En vez de abandonar el proyecto europeo, o diluir su ambiciosa visión socioeconómica a través de la prosecución del propio interés nacional, es tiempo de volver a apresar ese espíritu de generosidad y osadía que marcó la carrera política de Robert Schuman.
¿No es éste el momento de un nuevo despegue para Europa? ¿No deberíamos comprometernos juntos en la búsqueda de un alma para Europa con una nueva energía? ¿Aquellos de nosotros que nos implicamos en la vida pública con la doctrina social de la Iglesia católica como nuestra guía y nuestra piedra de toque, no podríamos contribuir, como ciudadanos y creyentes, a la creación de una Europa que estuviéramos orgullosos de transmitir a la siguiente generación?
Cardenal Reinhard Marx
Presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE)