«Ningún político católico puede prestar su voto positivo a leyes que atenten contra la vida»
Enrique Benavent, presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la CEE, desgrana en un encuentro con periodistas el último documento sobre la objeción de conciencia
El presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Enrique Benavent, ha manifestado este martes que «ningún político católico puede promover positivamente no prestar su voto positivo a leyes que atenten contra la vida», en clara alusión al aborto y la eutanasia.
Durante un encuentro con periodistas sobre la nota doctrinal sobre la objeción de conciencia publicada hace semanas por la CEE, sí ha reconocido que puede dar su voto cuando en una reforma legislativa «se minimicen los efectos o se atenúe el daño». Además, sobre la posibilidad de negar la comunión a estos políticos –debate suscitado en Estados Unidos– ha dicho que esto supondría «dar un paso más», pues ya tiene que ver «con un juicio sobre una persona».
Con todo, Benavent ha defendido la oportunidad del citado documento sobre la objeción, que se titula Para la libertad nos ha liberado Cristo, ante el avance de la eutanasia y la elaboración de un registro de objetores, así como la negativa a reconocer una objeción institucional por parte de entidades católicas en el ámbito de la salud. «Es documento no es de naturaleza política, sino doctrinal. Pretende orientar a los católicos y a aquellas personas que estén abiertas a una reflexión ética y moral», ha subrayado.
Así, ha recordado que el Estado «tiene el deber de respetar la objeción de conciencia si quiere respetar el derecho a la libertad religiosa y de conciencia» y también que los sanitarios católicos «no deben prestar su colaboración a una acción que tenga como finalidad la eliminación de una vida humana en su comienzo o término». Ha dicho que esta actitud no se puede aplicar a todas las leyes, sino a aquellas que atentan contra la dignidad e integridad de la persona. «Un católico no puede colaborar con la tortura aunque un Estado la practique sistemáticamente», ha agregado.
También se ha referido a las leyes que promueven la ideología de género que, en su opinión, «se quieren imponer de manera coercitiva» so pena de «ser acusado de homofobia». «No me pueden obligar a que asuma los principios de una antropología que es cristiana a la hora de ayudar a otra persona», ha sentenciado.
Oración ante las clínicas abortistas
En la conversación con los periodistas también han salido cuestiones como la limitación y el castigo penal por rezar delante de una clínica abortista o las restricciones al culto durante los momentos más difíciles de la pandemia. Sobre la primera cuestión ha dicho que «la libertad religiosa no se debe restringir si no es necesario y en la medida que sea necesario». Los límites son, ha dicho, el orden público y el bien común. Y la conclusión que «sobre un acto de libertad religiosa que puede convertirse en acoso le toca al Estado decidir».
Sobre el confinamiento y los límites a la asistencia al culto ha afirmado que pensaban que estaban justificadas «unas ciertas restricciones a la movilidad de las personas». «No hubo una prohibición del culto o de la fe. No hubo atentado, sino restricciones a la movilidad y no más que en otros ámbitos», ha concluido.