Las familias son las protagonistas del vía crucis del Coliseo
Las meditaciones del Viernes Santo 2022 han sido escritas por familias, que muestran las dificultades a las que se enfrentan, pero también su esperanza
El invierno demográfico preocupa al Papa. Es un panorama triste en una sociedad cada vez más envejecida, cuyas dificultades se han exacerbado con la pandemia y la incertidumbre económica. También le provocan aprehensión los problemas que acarrean las familias. Las que tienen muchos niños. Las que son infértiles. Las que han perdido un hijo. Las que viven con lo justo y no pueden hacer frente a la subida de la luz y el gas. Los hogares donde viven menores con alguna discapacidad. También las familias de refugiados que han llegado a Europa en busca de un mundo mejor. Ellas serán las protagonistas del vía crucis de este Viernes Santo, en el que, tras dos años de parón por el coronavirus, Francisco volverá a participar, sentado en el palco habilitado en el monte Palatino con vistas al Coliseo romano.
Tal y como confirma Gigi de Palo, presidente desde 2005 del Foro de las Asociaciones Familiares de Italia –institución que reúne a más de 600 agrupaciones que representan a cuatro millones de familias–, en la procesión por el interior de este antiguo anfiteatro, que guarda con celo el recuerdo del sufrimiento de los primeros cristianos, las protagonistas serán las familias. «La decisión del Papa se enmarca en el año dedicado a la familia, con ocasión del quinto aniversario de la publicación de la exhortación Amoris laetitia», detalla De Palo, quien, junto a su mujer, Anna Chiara Gambini, se ha encargado de coordinar los textos de las meditaciones que han escrito varias familias. Una de las claves es mostrar con ejemplos concretos la realidad de los hogares, algo que se aleje de un ideal teológico del matrimonio demasiado abstracto o artificioso.
Por ello, en los textos que acompañan la procesión, se habla del dolor que provoca la punzada de la muerte. De la enfermedad. De las penurias económicas. De las discusiones y de las alegrías. «La cruz la llevará una familia misionera que va por el mundo llevando su testimonio de fe. También una familia con niños adoptados. Un viudo con muchos hijos. Son historias normales que suceden a todas las familias. El Papa lo deja claro cuando dice que el Evangelio corre el peligro de convertirse en una bonita teoría si no entra en la cotidianeidad del día a día», asegura el presidente del Foro de las Asociaciones Familiares de Italia. Aun así, deja claro que el objetivo no es poner el foco en «las dificultades de las familias». «No es una denuncia. Al revés, se pone la luz en la familia porque, en ella, los problemas son generadores de esperanza. La familia tiene un don educativo para la sociedad. Es donde se aprenden el perdón y el valor de la paz», indica.
También será el vía crucis más numeroso que jamás se haya organizado en el Coliseo, con 74 personas, divididas en 14 familias, que llevarán la cruz de estación en estación. «Hay muchas manos detrás de esto. Pero no todas las familias que han aportado su reflexión en las meditaciones estarán presentes. Algunas están impedidas por la enfermedad. Otras no se sienten dignas. Otras han preferido permanecer fuera de los focos. Hemos partido de historias concretas, porque la realidad es más fuerte que las ideas. Y, por desgracia, muchas veces, cuando se habla de familias, solo se habla desde la teoría», asegura De Palo.
La guerra en Ucrania también estará presente en las 14 estaciones que evocan las últimas horas de la vida terrenal de Jesús: «Habrá una familia ucraniana y una familia rusa que caminarán juntas por la paz». Tras la Misa del Domingo de Ramos –la primera al aire libre en la plaza de San Pedro, después de dos años y medio de ceremonias papales exclusivamente dentro de la basílica– el Santo Padre pidió una «tregua pascual» que ponga fin durante unos días al conflicto armado. «Pero no para recargar las armas y retomar luego los combates, sino para llegar a la paz mediante una verdadera negociación», aseguró.
Francisco preside su décima Semana Santa en el Vaticano, que arrancó el pasado 10 de abril con la Misa del Domingo de Ramos para recordar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Este jueves abre el Triduo Pascual con la Misa Crismal en la basílica de San Pedro. Al cierre de esta edición, la oficina de prensa del Vaticano no había confirmado si Francisco se desplazará por la tarde, como en otras ocasiones, hasta una cárcel de Roma, para lavar los pies a un grupo de reclusos e imitar así a Jesús en la Última Cena.
El año pasado, el Papa celebró los oficios del Jueves Santo con el cardenal Angelo Becciu, acusado de malversación de fondos. El Viernes Santo Francisco estará presente en la celebración de la Pasión del Señor, mientras que por la noche acudirá al Coliseo de Roma para presidir el vía crucis con las familias. El sábado entrará en procesión hasta la basílica de San Pedro a oscuras, portando el cirio, para celebrar la Vigilia Pascual. Finalmente, el Domingo de Resurrección, Francisco presidirá la Misa en la plaza de San Pedro a las 10:15 horas, tras la cual dará al mundo entero la bendición urbi et orbi.