Día de la Conciliación: cuando los hombres quieren conciliar y no pueden
Cada vez más hombres desean acogerse a medidas de conciliación laboral y familiar, pero la cultura social y empresarial lo dificulta, señala el informe Men in care, de la Comisión Europea
«Los hombres quieren y necesitan proveer recursos económicos, y también quieren cuidar de sus seres queridos. Sin embargo, en toda Europa, siguen encontrando barreras, que deben ser reducidas», afirma el informe Men in Care, un proyecto cofinanciado por la Comisión Europea que ha salido a la luz en torno del Día de la Conciliación que se celebra en España cada 23 de marzo.
Durante tres años, doce universidades, agentes sociales y ONG han estudiado las condiciones laborales de los hombres en siete países europeos –Austria, Alemania, Eslovenia, España, Islandia, Noruega y Polonia–, evaluando cómo influyen en su labor de cuidadores las políticas públicas y la cultura empresarial en las que se mueven.
Men in Care reconoce que, en general, los padres no utilizan la totalidad de su derecho al permiso de nacimiento o cuidado de sus hijos, debido a que operan en una cultura laboral en la que, por ejemplo, se normalizan las horas extraordinarias, «lo que tiene consecuencias perjudiciales para la salud, especialmente para las personas trabajadoras con necesidades de cuidado».
- Limitar las reuniones a la franja de 10 a 14 horas, conveniente para la mayoría de personas.
- Aplicar la jornada flexible, en algunos casos hasta el 50 % del tiempo dedicado al trabajo.
- Reducir la pausa de comida al mediodía.
- Compactar la jornada para salir antes y compaginar los horarios laborales con los escolares.
- Usar recursos como el teletrabajo, las excedencias y la reducción de jornada.
- Utilizar toda la baja por paternidad, no solo una parte.
- Contar con el ejemplo de directivos que den ejemplo utilizando estas medidas.
Asimismo, en muchas empresas, uno de los mayores obstáculos para la conciliación laboral y familiar «son los horarios de las reuniones, que suelen ser a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, dificultando que los hombres se impliquen en los cuidados».
«Horarios rígidos y las largas jornadas laborales» son otros obstáculos que identifica el estudio, unido a que «muchos trabajadores varones no son conscientes de sus derechos laborales en materia de conciliación familiar». Esto último se debe a «la asunción de roles de género tradicionales y patriarcales, que inciden en la creencia de que las medidas de conciliación solo van dirigidas a las mujeres».
Temor a ser penalizados
«Los hombres cuidadores no son comunes y hay poco apoyo para la masculinidad del cuidado», lamenta el informe, pues «en la mentalidad tradicional se espera que las mujeres sacrifiquen su carrera profesional para cumplir con las responsabilidades familiares, mientras que de los hombres no se espera que lo hagan».
Esta situación «no facilita la corresponsabilidad de los hombres», por lo que los trabajadores varones «admiten que temen ser penalizados o sustituidos» y que su ausencia por un permiso para atender las necesidades de cuidado «pueda perjudicar su proyección profesional».
La Comisión Europea, a través de este informe, destaca que el principal agente de cambio ha de ser en primer lugar legislativo, pues «las leyes son motores muy importantes en la promoción de las masculinidades del cuidado», puesto que se convierten en «referentes institucionales» y además ofrecen incentivos económicos que «influyen en las estrategias de cuidado de las parejas».
Con motivo del Día de la Conciliación, la Fundación Másfamilia ha lanzado la campaña #conciliandotodoencaja para recordar que, «en tiempos de crisis como los que estamos viviendo, la conciliación es ahora más necesaria que nunca», por lo que «debemos apostar por políticas de flexibilidad, el teletrabajo y las nuevas formas de trabajo».
«Un cambio cultural tan grande como la economía del cuidado es uno de los más difíciles de realizar», afirma Roberto Martínez, director general de Masfamilia. «Se va a necesitar mucho tiempo para llevarlo a cabo, porque se trata de un patrón asentado durante décadas, en el que el cuidado ha recaído casi de manera exclusiva sobre las mujeres», añade.
Aunque ve signos positivos de este cambio, como los permisos parentales igualitarios –«una buena medida», asegura–, o las decisiones de algunas empresas de incentivar de manera positiva a los varones que se suman a las medidas de conciliación, todavía ve preciso trabajar en fomentar la igualdad en la crianza y en el cuidado: «Aquí queda mucho por hacer, y ya desde la escuela. Desde niños, todos tenemos que entender que llevar una familia va de ir al 50 %».
Al final, para Martínez, «cuando estos días complicados queden atrás, las entidades que apuesten por el capital humano y por el bienestar saldrán más reforzadas que el resto».