El Papa censura la cultura de la cancelación, que «invade instituciones públicas»
«Se está elaborando un pensamiento único obligado a renegar de la historia o a reescribirla en base a categorías contemporáneas», ha dicho ante los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede
El Papa Francisco ha lamentado este lunes el avance de la cultura de la cancelación que, «en nombre de la protección de las diversidades, termina por borrar el sentido de cada identidad, con el riesgo de acallar las posiciones que defienden una idea respetuosa y equilibrada». Una corriente, ha dicho, que «invade muchos ámbitos e instituciones públicas».
«Se está elaborando un pensamiento único –peligroso– obligado a renegar la historia o, peor aún, a reescribirla en base a categorías contemporáneas, mientras que toda situación histórica debe interpretarse según la hermenéutica de la época, no según la hermenéutica de hoy», ha añadido en su tradicional encuentro ante los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede para intercambiar felicitaciones al inicio del nuevo año.
Según el Pontífice, el centro de interés de muchas organizaciones internacionales se ha trasladado hacia temáticas que provocan división y que no están relacionadas con sus fines, una situación que da como resultado «agendas dictadas por un pensamiento que reniega los fundamentos naturales de la humanidad y las raíces culturales que constituyen la identidad de muchos pueblos».
En este sentido, ha señalado que la diplomacia multilateral está llamada a ser «verdaderamente inclusiva, no suprimiendo sino valorando las diversidades y sensibilidades históricas» y que solo de este modo «volverá a adquirir credibilidad y eficacia para afrontar los próximos retos». También ha dicho que no hay que olvidar que hay valores permanentes que no siempre es fácil reconocerlos: «Deseo destacar especialmente el derecho a la vida, desde la concepción hasta su fin natural, y el derecho a la libertad religiosa».
Vacunación
Por otra parte, Francisco ha vuelto a insistir en la importancia de vacunar a la mayor parte de la población posible, algo que exige «un múltiple compromiso personal, político y de la comunidad internacional». En un momento con un fuerte debate en torno a la vacunación, su obligatoriedad y restricciones a los no vacunados, el Papa pide a los Gobiernos que sean transparentes en la información que brindan y defiende las vacunas como «la solución más razonable para la prevención de la enfermedad».
«Hemos podido constatar que donde se ha llevado una campaña de vacunación eficaz, ha disminuido el riesgo de un avance grave de la enfermedad», ha apostillado.
Migrantes
Al recordar su viaje a Chipre y Grecia, ha vuelto a pedir que se supere la indiferencia ante los migrantes y se rechace la idea de que son un problema. «El resultado de semejante planteamiento se ve en la deshumanización misma de los migrantes, concentrados en centros de registro e identificación, donde acaban siendo presa fácil de la delincuencia y de los traficantes de seres humanos», ha destacado.
Del mismo modo, ha enviado un mensaje particular a la Unión Europea, a la que reclama que encuentre «su cohesión interna en la gestión de las migraciones como lo ha sabido encontrar para hacer frente a las consecuencias de la pandemia».
Otros temas
El Pontífice también ha puesto encima de la mesa la situación en algunas zonas como Siria, Yemen –donde «una tragedia humana lleva desarrollándose años en silencio»–, Israel y Palestina, la región del Sahel, los Balcanes, Ucrania y Myanmar. «Todos los conflictos se ven facilitados por la abundancia de armas disponibles y la falta de escrúpulos de quienes se encargan de difundirlas. A veces nos hacemos la ilusión de que solo sirven para disuadir. La historia y también las noticias nos enseñan que no es así», ha denunciado.
Durante el tiempo dedicado a hablar de educación, Francisco ha citado los abusos a menores cometidos en colegios y parroquias, agresiones «con graves consecuencias psicológicas y espirituales para las personas que las han sufrido». «Son crímenes sobre los que debe haber una firme voluntad de esclarecimiento, examinando los casos individuales para determinar las responsabilidades, hacer justicia a las víctimas y evitar que semejantes atrocidades se repitan en el futuro», ha agregado.
Sus últimas palabras han sido para recalcar el valor del trabajo, pues «no puede haber desarrollo económico sin trabajo», ni tecnologías que puedan sustituir «el valor añadido del trabajo humano». «El trabajo es el camino privilegiado a través del cual cada uno puede participar activamente en el bien común y contribuir concretamente a la construcción de la paz», ha concluido.