¿Querrías de vecina a una persona con enfermedad mental?
El director del cortometraje Votamos, Santiago Requejo, respondió que no a esta pregunta tras conocer un caso real. Nominado a los Goya, aspira a eliminar sus prejuicios y los de la sociedad
Con su productora, 02:59 films, Santiago Requejo ha elaborado desde 2012 distintos vídeos para las Hermanas Hospitalarias, que atienden a personas con enfermedad mental en más de 350 centros de 25 países. «Hablando con ellas en una ocasión» para uno de estos trabajos «me contaron el caso de una persona de Madrid con problemas de salud mental que estaba haciendo una vida normal, pero que tenía muchas dificultades para alquilar una vivienda». Los vecinos, al parecer, se enteraron del perfil del futuro nuevo inquilino y presionaron al propietario para que no le alquilara el piso. «Al conocer la historia, me quedé en shock. Me parecía absolutamente indignante», subraya Requejo, quien, sin embargo, volviendo a casa tras la reunión, se topó con sus propios prejuicios. «Iba dándole vueltas, porque me había quedado muy impactado. Empecé a preguntarme qué hubiera hecho yo si fuera uno de esos vecinos, y llegué a la conclusión de que, muy probablemente, hubiera hecho lo mismo que ellos: también habría presionado para que no viniera a vivir esa persona a mi casa», confiesa en conversación con Alfa y Omega. Cuando el director de cine, que se tenía por una persona abierta, descubrió este pensamiento en su interior, «me sentí mal. Es que es muy heavy. Estás rechazando a un ser humano». Pero Requejo no se quedó ahí, sino que «me pregunté por qué lo rechazaba». Entonces, «descubrí mis estereotipos y prejuicios», y «lo que hice fue tratar de informarme, de ampliar mi conocimiento en este ámbito y, de esta forma, los prejuicios fueron cayendo poco a poco».
Pero el cineasta tampoco se quedó ahí, sino que, además, grabó un cortometraje sobre salud mental basado en esa historia real que le contaron las religiosas, y que logra desterrar los prejuicios del espectador de un plumazo con un impactante giro de guion. El corto, de 14 minutos de duración y que ha sido nominado para los Premios Goya, se titula Votamos y está protagonizado por Raúl Fernández de Pablo, Miriam Díaz-Aroca, o Neus Sanz, entre otros. «Para poder presentarte a los Goya, tienes que cumplir alguno de los requisitos impuestos», como por ejemplo, tener varias nominaciones en otros festivales que cuenten para presentarse a los Goya, y esto lo «consiguieron 71 cortos». En el caso de Votamos, que entraron en la primera terna de 15 candidatos y luego en la segunda –y definitiva– de cinco cortometrajes finalistas, «cumplíamos todos». Cuando llegó la nominación «la emoción fue máxima, porque el nivel es altísimo».
Más allá de los Goya, o de los cerca de 30 galardones que ya ha recibido Votamos, para Santiago Requejo «no hay premio que supere» lo que le ocurrió en un festival en el País Vasco. «Cuatro personas con enfermedad mental condujeron más de 100 kilómetros para verlo y felicitarme por haber contado esta historia». Un reconocimiento tan especial para el director que incluso incluyó la anécdota «en la carta que les escribes a los académicos para pedirles el voto en los Goya». «Es una de las cosas más bonitas que me ha pasado personalmente», afirma.
De todas formas, el objetivo es «suscitar preguntas: ¿cómo reaccionarías si una persona con enfermedad mental viniera a vivir a tu comunidad?, ¿por qué reaccionarías así? Y si este corto te lleva a conocer un poquito más sobre la salud mental habrá cumplido su propósito», concluye Santiago Requejo, al que el éxito del cortometraje también le ha permitido darse cuenta de lo cerca que tiene este tema en su vida. «Cuando estrené Votamos y me preguntaban por mi entorno, siempre contestaba que no me había tocado ningún caso en mi ambiente, pero a raíz de su éxito una muy amiga me ha desvelado sus problemas de salud mental».
Neus Sanz, una de las protagonistas, llegó a la grabación de forma totalmente providencial y, en buena medida, por su labor como voluntaria desde de hace años en el ámbito de la salud mental. «Después de Los Hombres de Paco, El Barco y Águila Roja estuve más de dos años sin tener un guion en mis manos. Nadie me quería representar y tomé la decisión de escaparme de España una temporada», confiesa en conversación con Alfa y Omega.
La actriz, asidua a distintas actividades de voluntariado desde los 17 años con las Hermanas Hospitalarias, pensó en Uruguay –por la facilidad con el idioma–, donde las religiosas trabajan en el ámbito de la geriatría y la salud mental. «Allí pasé dos meses y luego repliqué la experiencia en Italia, donde vive mi pareja, Francesco». Esta nueva experiencia de voluntariado llevó a Neus hasta Viterbo, a la Casa di Cura Villa Rosa, una residencia para ancianos y pacientes con problemas de salud mental. «Es mi lugar en el mundo. Cuando entro allí es como un milagro. Ellos me están esperando y yo me muero de ganas por volver a verlos», confiesa la actriz, que en su último cumpleaños se regaló un viaje hasta esta residencia de las religiosas hospitalarias.
Fueron las monjas, precisamente, las que «le dijeron a Santiago que en el hospital había una voluntaria que era actriz, y me pidieron permiso para pasarle mi teléfono a un chico que iba a grabar un corto sobre salud mental». El guion «me pareció maravilloso». Poco después se concretó la participación de Neus Sanz en Votamos, donde interpreta a Nuria. «Este personaje son todos los pacientes de Viterbo, a quienes la gente no se junta porque les tienen miedo», concluye.