Navidad con escolta
Esta fotografía no revela solo una amenaza sobre los cristianos de la India, sino una carencia profunda de la misma democracia en el país y una traición a su grandioso legado
En la India ser cristiano es cada vez más peligroso. El pasado 22 de diciembre, por ejemplo, en Susaiplaya, en el estado de Karnataka, en la iglesia de San José un grupo de desconocidos causó daños en el templo y profanó objetos sagrados. No es el primer caso en ese estado ni en otros del país. El 24 de diciembre los cristianos de Amritsar (Punjab) tuvieron que ir a Misa escoltados y protegidos por soldados como este, que vigila a la puerta de la iglesia de San Pablo. Quemas de Biblias, daños contra iglesias y otras formas de violencia se hacen cada vez más habituales, alentadas por el nacionalismo indio, que identifica identidad nacional con hinduismo. El United Christian Forum (UCF) recibió en 2021 486 denuncias de ataques contra cristianos, una cifra récord que casi cuadruplica la de 2014. En octubre, el informe Cristianos atacados en la India, redactado por esta y otras ONG recogía casos de violencia sobre las personas, como el caso de dos religiosas católicas —la hermana Monteiro, de la Congregación de las Ursulinas Franciscanas, y la hermana Roshi Minj— conducidas a la fuerza a una comisaría en el estado de Jharkhand por una turba bajo la acusación de conversiones forzadas.
La India tiene sobre sí el peso y la responsabilidad de un pasado glorioso. Desde la civilización del valle del Ido hasta los grandes imperios de la antigüedad —ahí está el tiempo de Ashoka el Grande— el subcontinente indio ha escrito algunas de las páginas más luminosas de la humanidad. Hoy es la mayor democracia del mundo en términos demográficos, pero una democracia no se mide únicamente en clave numérica. La libertad religiosa de los cristianos indios está amenazada por políticas que, so pretexto de regular la conversión religiosa, en realidad pretenden restringir la práctica religiosa y la evangelización.
La libertad religiosa no consiste solo en el derecho a profesar una religión, sino también en el derecho a cambiar de religión. Sin embargo, no es ese el fondo del problema. Se trata, más bien, de que no puede haber una verdadera democracia si una minoría religiosa como la cristiana debe vivir su fe protegida por las Fuerzas Armadas. También los cristianos han construido y construyen la India de hoy. También ellos son, como recordaba Benedicto XVI en su discurso a los obispos de la India en visita ad limina en 2011, «promotores de justicia, mensajeros de paz, personas de diálogo respetuoso y amantes de la verdad sobre Dios y sobre el hombre».
Esta fotografía no revela solo una amenaza sobre los cristianos de la India, sino una carencia profunda de la misma democracia en el país y una traición a su grandioso legado.