Haití: ayuda humanitaria en mitad de los tiroteos
Este sábado fue tiroteado el primer ministro de Haití al salir de una iglesia. Unos días antes, la Asociación Acoger y Compartir distribuyó un contenedor de ayuda humanitaria entre los más afectados del terremoto que asoló el país en agosto
Desde el terremoto de agosto, y la posterior tormenta tropical, Haití sigue sin levantar cabeza y vive en un clima de violencia total. «Para que te hagas una idea, este sábado, por ejemplo, tirotearon al primer ministro –Ariel Henry, que sustituye al asesinado presidente Jovenel Moise– a la salida de una iglesia en la ciudad de Gonaives», asegura el redentorista José Miguel de Haro, presidente de la Asociación Acoger y Compartir.
Ante este tipo de sucesos, la asociación dirigida por De Haro se vio en la obligación de contratar a un grupo de policías fuera de servicio para proteger el segundo contenedor que la entidad ha enviado al país con ayuda humanitaria para atender a los más afectados por los desastres naturales de hace unos meses. «Son policías armados que te dan seguridad a cambio de una paga. No era lo deseable, pero no te queda otra solución si quieres distribuir la ayuda entre la gente», explica el sacerdote, que también es párroco del Santísimo Redentor de Madrid.
Una vez garantizada la seguridad, el cargamento se trasladó a una casa de la congregación religiosa que está vallada y, una vez allí, se dividió en pequeñas camionetas para no llamar tanto la atención y se distribuyó. El contenido «se ha repartido entre los niños de nuestras escuelas, del orfanato y entre las familias más pobres», detalla el redentorista.
A los beneficiarios «más mayores se les ha explicado la situación y se les ha entregado la comida sin más». Pero «a los más pequeños se les dio en una fiesta de Navidad para respetar de alguna manera la dignidad de los pequeños. No queríamos dar la comida de forma que la reciban como una humillación».
La fiesta se realizó en un colegio de Los Cayos, uno de los puntos más afectados por el terremoto. «Se celebró el día 24, hubo un grupo de músicos, hubo bailes, cantos, juegos infantiles y en este contexto se distribuyó la comida en bolsas que ya estaban preparadas», concluye José Miguel de Haro.